Desde 1973, la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) marca la relación entre oferta y demanda de los precios de los hidrocarburos; esto, a pesar de las recientes explotaciones de los campos de gas shale y el uso de las nuevas tecnologías renovables, que siguen siendo caras y no hay una real voluntad política de los gobiernos de invertir en ellas.
En los próximos 10 años, la gran mayoría de los países importadores de petróleo seguirán dependiendo de los productores del Oriente Próximo, del Magreb, de África y el este de Europa, en la actualidad, zonas que viven situaciones de inestabilidad política que afecta la producción y el suministro.
Ante el conflicto interno que viven algunos de los países que integran la OPEP, ha crecido la importancia de la cuota en el mercado de los países del golfo Pérsico (Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos y Kuwait), que gozan de una situación política estable.
La OPEP produce unos 30 millones de barriles diarios, en un mercado mundial de 90 millones, una tercera parte, y gracias al mecanismo de las cuotas flexibles, Arabia Saudita, que es el primer productor mundial, ha podido aumentar su cuota de exportación, pero sin alterar los precios en el mercado mundial.
El conflicto que se vive en Irak, a principios del 2014 producía 3.6 millones de barriles diarios, que equivale a 4.0% de la producción mundial, ha modificado las expectativas de suministro del petróleo, pero sin modificar los precios que se mantienen a la baja.
La producción de Estados Unidos ha aumentado a los 10 millones de barriles al día y tiende a crecer. El incremento ha compensado la pérdida de 3 millones de barriles diarios desde que en el 2011 dio inicio la primavera árabe.
En la actualidad Estados Unidos sólo depende en 20% de las importaciones de Oriente Próximo, pero hace 10 años era de 70 por ciento.
Los países de la Unión Europea (UE) viven una situación distinta, ya que sólo producen 1.5 millones de barriles diarios e importan 8.0 millones al día del Oriente Próximo y de Rusia, que son sus principales fuentes de abastecimiento.
La apuesta de la UE ha sido impulsar la energía renovable y el uso del gas natural con la aportación de recursos públicos.
Hoy el mayor importador de petróleo es China, que cada vez demanda más energía. Su estrategia de abastecimiento ha sido comprar compañías petroleras ya existentes en distintas regiones del mundo e incrementar las ganancias de sus propias empresas, para hacerse con más recursos que le permitan nuevas compras.
Pese a la inestabilidad que viven algunos países productores del Oriente Próximo, en los próximos 10 años la región seguirá siendo el mayor proveedor mundial, particularmente para Europa.
Es cierto que el mundo busca nuevas alternativas energéticas y con ello reducir la dependencia de las energías no renovables, pero todavía el petróleo sigue siendo el mayor y más barato recurso energético.
Twitter: @RubenAguilar