“Hay pobrezas demasiado pobres”, me dijo mi amigo el taxista Crisóforo, a quien hacía meses que no veía. Me comentó que estuvo enfermo, “algo así como colitis que aún me cuido, pero qué caray, hay que seguirle y más porque tengo dos hijos en la escuela y viene en camino uno más”. Se veía demacrado, pálido, con un mirar triste, lejano, lo que me obligó a pensar que el asunto era grave. Le pregunté y me contestó que sí, pero que no valía la pena comentar en esos momentos, “mejor otro día nos tomamos unos tragos y platicamos, porque en la cantina, patrón, las amistades florecen o se las lleva la chingada, no hay más”. Claro, le dije, aunque sabía que eso nunca iba a suceder, porque sólo nos veíamos cuando coincidíamos en el taxi.
Pasamos por un espectacular y Crisóforo sonrió, un tanto sarcástico, otro enojado, y uno más resignado, y me preguntó: “¿A poco es cierto eso? ¿Usted lo cree, patrón?” En el techo de una casa Pepe Yunes Zorrilla aparecía como nunca: serio, sin semblante, sin ningún gesto, mirando quién sabe a dónde –¿dónde carajos?-, señalando con su mano derecha hacia algún lado –¿dónde cajaros?-; a su costado derecho la bandera de México y atrás la palabra “primero” que es parte de la expresión “La patria es primero” inscrita en el muro del recinto del Senado, y arribita de él: “Hoy México tiene rumbo”.
Crisóforo me preguntó: “¿A poco México tiene rumbo? “Ni él se la cree, patrón. Pura palabrería. ¿Pos a dónde vamos? Tenemos rumbo pero derechito a la chingada, y perdone, patrón, que así se lo diga, o quizás hay rumbo pero para ellos o para unos cuantos de ladrones que se están llevando todo, y el pueblo entero les vale madres”. Le dije que tenía razón y que… “Patrón, el rumbo es la corrupción, la impunidad y todas esas cosas que nos pasan a diario, y no digamos que apenas si alcanza para la papa, todo está de la chingada, por todos lados, hay pobrezas demasiado pobres, patrón, y ya somos muchos”.
Ya no me dijo nada, sólo vi su mirada de desesperanza. Carajos, pensé, y yo aquí, frente a la casa del pueblo donde me dejó Crisóforo.
Los días y los temas
Ese mismo día fui a ver La dictadura perfecta. ¡Qué cosas tiene la vida, Mariana…! Dijo Luis Estrada que México sí ha cambiado, “¡pero para mal! En la Ley de Herodes quería hablar de la corrupción. En Un mundo maravilloso, de la desigualdad, pero la corrupción seguía igual o peor. En El infierno quería hablar de la violencia, porque en un país sumergido en la corrupción y marcada por la desigualdad social, se sumó la violencia. Eso hace que te preguntes: ¿cómo es posible que este país no reviente”. (Revista R, de Reforma, 14-09-14)
Bien por el Día del Empleado del Poder Legislativo. Todos con regalos y felices. Los diputados se pusieron bellos, sobre todo el presidente de la Junta de Coordinación Política, Juan Nicolás Callejas Arroyo, quien dio significativos apoyos. Claro, también la legisladora Anilú Ingram Vallines, los diputados panistas y otros más. Bien, mi estimado líder Pepe, trabajo mata grillas.
Por lo pronto ahí se ven.