Antes de que al actual gobierno federal se le ocurra recurrir a “videntes”, para localizar a los normalistas desaparecidos como lo hiciera el Presidente de triste memoria Ernesto Zedillo en 1994, en el caso del ex diputado Manuel Muñoz Rocha, más que convocar a un pacto, debiera llamarse, mejor dicho, rogarse al pueblo a que colabore para localizar dónde están, vivos o muertos, los normalistas secuestrados en Iguala.

Si el gobierno federal está ofreciendo alguna recompensa monetaria, pues que se de a conocer ruidosamente; que los radiodifusores, televisores y prensa en general de todo el país lo den a conocer todos los días.

Pero sobre todo, que los curas, pastores y ministros de todas las religiones hagan un llamado a sus feligreses a iniciar la búsqueda incesante e incansable para encontrarlos.

Que desde el púlpito, la tribuna, el micrófono y desde donde sea y como lo hagan, los religiosos y demás hermanos llamen a esa gran cruzada en todos los rincones del estado de Guerrero; de los estados limítrofes como el de México, Morelos, Michoacán, Puebla y Oaxaca, así como los de Veracruz, DF, Jalisco, Colima, etcétera, hasta dar oficialmente con el paradero.

O de plano que el gobierno suelte la sopa y diga lo que nadie quisiera decir pero que piensan que ya sucedió.

Si la iglesia lo quisiera, ya se habría sabido la verdad desnuda.

Todos sabemos cómo la iglesia católica ejerce control sobre los mexicanos a través de la fe de quienes lo hacen a plena conciencia y la de los que lo hacen a base de las advertencias del cielo y del infierno.

Sabemos del valioso argumento de la confesión. ¿Entonces qué esperan para colaborar?

Si no es que ya lo saben como asegura y grita a los cuatro vientos el multifacético Padre Solalinde, es tiempo de convocar a sus feligreses a una gran cruzada nacional; todavía no hemos sabido que lo haga en la ciudad de México el Arzobispo Primado Norberto Rivera Carrera; no lo hemos escuchado así de claro como petición concreta a los mexicanos de parte de los curas y obispos de aquellos estados.

Es tiempo de que la Iglesia católica y las demás hermandades metan su cuchara para bien, antes que, como lo temía Miguel de la Madrid Hurtado desde 1982, “el país se nos deshaga entre las manos”, inmersos como estamos de amenazas de boicot y sabotaje a nuestros juegos centroamericanos.

Como siempre el lector tendrá su propia opinión.

¡EL COLMO!

Apenas este pasado lunes 3, en este espacio se publicó que en la calle Querétaro casi esquina con Monterrey, en la colonia Progreso hay un coche al parecer de la Sedesol federal que tiene por lo menos tres meses o más de haber sido abandonado.

Se trata de un platina de color blanco placas YES 66-72, marcado con el número 62, al que todavía medio borroso se le distingue el logo “Vivir mejor”.

Decía que hasta la semana pasada conservaba sus cuatro llantas, pero el lunes ya le habían robado dos porque solo se veían sus rines encima de dos respectivos bloques de cemento, pues el mismo lunes por la tarde noche, antes de las 8 ya le habían quitado otra. Y según se ve, en el gobierno ni a quien le interese.

Por eso estamos como estamos.

INCOMPARABLE DOLOR

Efectivamente como lo escribió con enorme entereza en medio de la inmensa tragedia que ha vivido ese gran ser humano que es don Vicente López Estrada, la suya “…es historia de lágrimas muy triste. Una historia de lágrimas muy larga”.

Después de enfrentar una tragedia similar de hace varios años junto con su esposa doña María Teresa Hernández González, misma que no olvidan a pesar del paso del tiempo, don Vicente López Estrada tuvo que afrontar nuevamente, por segunda ocasión, la vieja tradición de participar a familiares y amigos el fallecimiento de otra de sus adoradas hijas: Emperatriz Carlota.

Y lo hizo:

“Las campanas doblan como hace mucho tiempo; seguimos cubiertos de llanto, luto y una inmensa tristeza.

“Hoy se agiganta nuestro dolor con la partida de ese gran ser que nos dio tantos momentos de alegría y enorme satisfacción: Emperatriz Carlota”.

Vicente López Estrada es una persona muy querida por sus semejantes. Dios en su infinita bondad habrá de brindar a él y a los suyos la fortaleza necesaria para seguir adelante aquí y allá donde quienes vivimos en este mundo aún no comprendemos sus designios.

Que tenga usted un fin der semana tranquilo y saludable.

gustavocadenamathey@nullhotmail.com