Falta un día para que se cumplan 43 días del cual no hay certidumbre donde están los 43 estudiantes normalistas de Ayotzinapa; el gobierno federal ha tenido una posición por demás ambigua; primero al más puro estilo zedillista afirmó que era un asunto “municipal y local”, cuando los delitos imputados eran del fuero federal (asociación delictuosa con el narcotráfico, violación de derechos humanos que se puede elevar a crímenes de lesa humanidad, los cuales trascienden las fronteras mexicanas); posteriormente vinieron las detenciones de los responsables de Oceanografía; y la de un sicario de los Guerreros Unidos; después la destitución del exgobernador de Guerrero, Ángel Aguirre; inclusive la propuesta de un “Pacto Anticorrupción”, del cual la sociedad mexicana no lo creyó, basta recordar que en pacto de 2008 fue cuando Alejandro Martí dijo aquella frase célebre “si no pueden, que renuncien”(ya María Elena Morera de “Causa Común” dijo que no firmarán ningún pacto, hasta que no aparezcan los 43 estudiantes); y finalmente, la dudosa detención de la “pareja infernal” (el procurador omitió dos datos: a) en que casa de las tres que catearon fueron detenidos, y b) nunca mencionaron que la hija de aquellos estaba en la detención).
Ninguna de las “infalibles cajas chinas”, estrategia puesta en boga por la película “La Dictadura Perfecta”, le ha funcionado al gobierno federal; la presión internacional sobre la violación de los derechos humanos, y la imparable indignación de la sociedad mexicana sobre el paradero de los 43 jóvenes; parte de esta sociedad, particularmente los jóvenes universitarios y recientemente los de las escuelas de enseñanza media superior han demostrado una pulsión ética frente a la forma de hacer política en este país, la cual empieza a dibujarse un “Ya basta”, y un “que se vayan todos”. Es una masa crítica que cada día crece.
Los especialistas y académicos están escribiendo y debatiendo que esa no es la ruta, que puede confundir; empero, no hay ruta más que la de una insurrección ciudadana, que es lo que está gestándose con las marchas, con las manifestaciones, con el activismo limitado en las redes sociales; de todo esto, se debe y se tiene que pasar a otro plano mucho más creativo y propositivo desde el ámbito ciudadano, el cual debe ser el provocador del cambio cultural, político y social; si bien es un proceso de pedagogía política, existen pequeñas acciones que si se pueden realizar, veamos:
1.- El gobierno federal y los partidos políticos le apuestan al olvido y al paso del tiempo; lo que la sociedad mexicana debe hacer, es mantener la memoria de estos 43 normalistas para reinventar la resistencia ciudadana frente al ilegal ejercicio del poder político en México.
2.- Frente al cinismo del PRD, en las próximas elecciones, los ciudadanos lo pueden ayudar a bien morir, no votando por él, y lograr que pierda el registro como partido político, ello como un ejercicio responsable hacia un partido de sicarios electorales y criminales. Ésta puede ser una lección ciudadana de esta coyuntura.
3.- En lo que se van creando las nuevas formas de participación política para los próximos meses, ya que estamos a menos de ocho meses para las elecciones de renovación de la Cámara de Diputados, donde sería un grave error abstenerse o anular el voto; allí se podría elevar el castigo al nauseabundo sistema de partidos políticos y votar por académicos, intelectuales, ambientalistas, figuras cívicas que se hayan destacado en su lucha en contra de la corrupción, activistas sociales; en fin hacer una limpia política en la Cámara Baja, a través de las candidaturas independientes, que son la única vía para renovar a la clase política; porque tendremos 3,000 candidatos de los 10 partidos políticos, y todos ellos con la estúpida mentalidad de que las elecciones sólo se ganan con dinero, y por eso hacen sus pactos inconfesables con integrantes de grupos criminales, como ya lo vimos que lo han hecho los integrantes y gobernantes o legisladores del PRI, PAN, PRD, PT, MC, y PVEM.
4.- México experimenta un proceso de recesión democrática, donde la alternancia fracasó y el regreso del PRI nos muestra cada día que realmente no sabían cómo gobernar sin libreto, de las reformas transitamos nuevamente (de manera Leninista: “dos pasos para delante y uno para atrás”) a la barbarie; de allí que la política como una acción colectiva, tiene que entenderse que la ruta de los ciudadanos es la construcción de “comunidades cívicas”, y participar en la política haciendo todo lo contrario a lo que hace su liliputiense clase política: construir un Estado Democrático de Derecho desde la sociedad, donde ésta última obedezca la ley, sigan sus reglas y promuevan el bien público.
5.- Se debe dejar de lado en este país, lo que hemos hecho durante muchos años, donde “los idiotas mandan porque otros idiotas los eligen”; mientras se viva una democracia delegada y los ciudadanos que pueden cambiar el rostro de este país, se queden en sus casas sin hacer nada, sin participar, sin votar, sin involucrarse en un tema de la calle, de la escuela, del municipio, en fin, la construcción de la ciudadanía en Méxiconecesita iniciar con las pequeñas cosas, y entender que para resolver los problemas de la frágil democracia, se necesita más democracia, más debate, más ideas, y sobre todo que transformemos la indignación en acción pública, en agenda ciudadana. -Donde el primer tema a debatir es la desaparición de las policías municipales en México, y dar paso a la Policía Única, con ello se limita el poder corruptor del crimen organizado-, y se da el primer paso para impulsar el Estado de Democrático de Derecho y a su vez, retomar la reforma penal en curso, donde los Juicios Orales tomen carta de naturalización.