Hoy hasta me sentí extraño al llegar por el Paquiao a su escuela. Después de una semana completa sin clases me sentí como Reina de la Primavera saludando a todos los demás esforzados padres que denotaban profundas y oscuras ojeras –como las mías- derivadas de estos aciagos días en que tuvimos que entretener a los niños y lidiar al mismo tiempo con el trabajo. Lo triste es que apenas hoy me acordé, y yo creo que muchos también, que este próximo viernes, one more time, no habrá clases por los dichosos Consejos Técnicos Escolares. ¡Bendito!
Pero que la felicidad no decaiga. No debemos caer en la desesperación y a base de mesarnos los cabellos adelantar la calvicie. Antes bien regocijémonos de corazón porque, one more time, las fabulosas Águilas del América terminaron como superlíderes del campeonato mexicano y prometen dar muchos picotazos. Nuestro primer manjar serán esos harapientos felinos de Los Pumas, los cuales, dicho sea de paso, son lo peor de lo peor, menos que felinos, menos que cucarachas y que si todo sale bien, pronto nos estaremos burlando de su suerte.
Pero nada de lo anteriormente escrito tiene algo que ver con el título. Esas palabras tiene ya varios años que día con día las leo, están pintadas sobre una barda blanca una cuadra antes de la entrada del fraccionamiento donde habito. Durante mucho tiempo me daba hasta coraje leer el anuncio, y ha habido épocas en que me han llamado a la aristotélica reflexión. La frase completa es “se asen travajos de plomeria y electricidá” y coincidirá conmigo en que es toda una proeza meter tantos errores ortográficos en tan pocas palabras. Los chicos de hoy lo hacen y hasta con creces, pero en el celular y creo que es más bien por moda. Sus Ola k ase, okidoki, vavava, ahok, xq, Q, ntp, y cientos y cientos de modismos más, han alarmado a los creadores del diccionario de la RAE.
Al que hace esos trabajos de plomería y electricidad, jamás lo he visto, pese a que dice “informes aquí”, jamás, ni por error, me he sentido tentado a ocupar sus servicios. No creo que lo haya hecho a propósito, no veo al joven plomero y electricista, en sus devaneos de pintor, queriendo hacerse el chistoso escribiendo así. No creo que sepa cómo se escribe, y aunque podría tener un arranque inicial de empatía, tampoco creo que a él le interese demasiado el cómo debe escribirse.
Basta con ojear un libro, o andar bien trucha por la calle para encontrar esas mismas palabras escritas de un modo diferente, para, cuando menos, cuestionarse la legalidad de nuestro escrito. Pero ¿a qué viene realmente todo esto? Viene a cuento porque tengo un serio problema en las llaves y grifos de la casa, las cuales se han alineado y en una manifestación pacífica pero inquietante, se pusieron a gotear insistentemente. La llave del agua caliente de un lavabo no dejaba de escurrir y ¿qué hice? Le cerré la llave de paso. El sapito de un excusado no caía y ¿qué hice? Le amarré unas pesitas de metal para que cayera. El cespol de otro lavabo tenía una fuga y ¿qué hice? Le puse una cubetita para cachar el agua. Todas han sido soluciones pasajeras, las cuales, pese a que yo sí sé que se debe escribir “Se hacen trabajos de plomería y electricidad”, no me sirven de nada.
No sé para qué sea yo realmente bueno, pero me queda claro que cuando lo descubra deberé enfocarme a eso y nada más que a eso. Bien dicen: zapatero a tus zapatos. Por lo mientras, requiero, ocupo, necesito, un curso básico de plomería y electricidad, o mínimo un buen plomero aunque por whatsapp me salude con un “Ola, k ase”.
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