Luces, adornos navideños, pinos y mucho movimiento se pueden ver en diciembre, dijera la canción: “¡La Navidad llegó, llegó!”
Bueno, realmente me equivoco, pues los movimientos y movilizaciones se han manifestado desde hace varios meses y no precisamente por las fiestas decembrinas, sino por los 43 desaparecidos de Ayotzinapa y la falta de respuesta de las autoridades correspondientes.
A dos años del gobierno de Enrique Peña Nieto, el balance actual de su gobierno es más que negativo, pues todo parece indicar que ha sido rebasado por la inseguridad que junto con la corrupción y el tráfico de influencias están detonando estallidos sociales en el país.
Ahora que si a todo eso le añadimos que no hay transparencia, los mexicanos estamos más que encabronados.
Pero déjeme contarle que ayer, una nota del periódico Reforma resaltaba que según un diario chino, el gobierno mexicano habría pagado 16.2 millones de dólares al consorcio oriental que se le revocó el otorgamiento de la licitación para construir el Tren de Alta Velocidad México-Querétaro. Aclaro que lo anteriormente mencionado no fue para que se encabronara, no, no… aunque si lo hace tiene toda la razón del mundo. ¿De dónde chingaos van a sacar ese dinero?
Fácil, pues de todos los mexicanos, de nuestros impuestos tomando en cuenta que el precio del petróleo está por los suelos.
De inmediato, la Secretaria de Comunicaciones y Transportes y los chinos involucrados negaron tal cantidad, aunque no aclararon si llegaron a algún acuerdo. Pero, pensemos un poco ¿a poco los chinos se quedarían con los brazos cruzados y los ojos cerrados al cancelarles la licitación?
Recordemos que recientemente vinieron a nuestro país a arreglar “tal asunto”.
Realmente me preocupa pensar cómo estará nuestra economía el próximo año, ante un alza del dólar, un barril de petróleo a bajos precios, un aumento del déficit por parte de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, negocios que cierran ante la inseguridad y la forma de pago de los impuestos del Servicio de Administración Tributaria, así como la aplicación del Estado de Derecho en nuestro país.
Pero creo que estos asuntos no son tan preocupantes, pues al menos la Secretaría de Hacienda, a través del SAT, realizó un sorteo de 500 millones de pesos en premios entre los consumidores del Buen Fin 2014 que realizaron sus compras con tarjetas bancarias. ¿O será también otra herramienta para fiscalizarnos?
Ante todo esto, sólo puedo pensar: ¿Quién diablos planea la economía de México que regala dinero a los chinos por obras canceladas y premia a compradores cuando en nuestro país millones de personas están en pobreza extrema?
¡Por Dios! ¡En manos de quién estamos!
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