El próximo año, si todo sale como está programado, se construirá el Centro de Justicia para las Mujeres en el Estado de Veracruz. El Gobierno Federal destinó 20 millones de pesos y el Gobierno estatal hará su aportación, aparte de haber donado el terreno que se ubica en la calle Colmerino de la reserva territorial Nuevo Xalapa, en la capital del estado.

La información la proporciona la diputada Mónica Robles Barajas, presidenta de la Comisión Permanente de Equidad, Género y Familia, y secretaria de la Comisión Permanente de Procuración de Justicia de la LXIII Legislatura veracruzana.

Ella explica que “se constituyó un marco jurídico para cumplir las diversas disposiciones de carácter internacional sobre el respeto de los derechos humanos de las víctimas, la promoción de la igualdad jurídica de las mujeres y el respeto a la dignidad humana, estableciendo con ello procedimientos legales, justos y eficaces.”

No tengo duda alguna de que esta es una buena noticia. Por estadística (más de la mitad de la población de Veracruz somos mujeres), por respeto a la dignidad y derechos humanos, por justicia (recordemos que hasta mediados del mes pasado se habían registrado más de 70 feminicidios), porque 33 por ciento de los hogares en Xalapa son jefaturados por mujeres.

Porque la violencia en nuestra contra es una constante, porque se justifican en “usos y costumbres” y se vende a niñas en diversas comunidades indígenas. Porque quien “manda” es el hombre. Pero sobre todo, porque no podemos ser una sociedad civilizada y democrática, si la violencia entre géneros sigue vigente en nuestras vidas.

Ahora, esperemos y confiemos en que el Centro de Atención funcione y funcione bien. Se nos informa que “ofrecerá servicios de investigación de delitos, de salud y psicológicos, asesoría jurídica y laboral, y cursos de capacitación a la población femenina que sufra violencia, con aplicación de protocolos especiales y un trato expedito y más digno.”

La asignación de recursos y la contratación de personal capacitado serán fundamentales para lograr el objetivo con éxito. Así que debemos dar seguimiento a los trabajos, porque no se trata de un asunto “sólo de mujeres”, sino de una sociedad que aún no puede erradicar la violencia en todos sus tipos y matices.

Para quienes en privado (porque en público no se atreven) critican el por qué “tanto para las mujeres”, debo recordar que no es tanto ni es menos. Es lo justo, porque ante la ley somos iguales. Nuestras diferencias biológicas y genéticas no son argumento para descalificarnos. Además de que sólo exhiben una forma de pensar más que arcaica.

Pero lo importante es mirar hacia delante, para que nuestras niñas y jóvenes no padezcan lo que alguna vez nos tocó padecer. De nosotras y de nuestras parejas varones dependen. Porque educar bien en casa, con división de obligaciones y paridad en los derechos hará que nuestros descendientes sean mejores padres y madres. De eso no tengo duda.

Hoy sembramos lo que mañana se cosechará. Depende de las semillas que coloquemos y cómo las abonemos, así serán nuestros frutos.

Por hoy me despido deseándole un excelente día. Nos leemos en la próxima entrega.