En los muchos o pocos años que llevamos en Veracruz en esto que conocemos como periodismo, donde la tarea de informar va ligado de la noble y pura como debería ser la actividad de la política (El arte de gobernar), no habíamos topado con una divergencia real de los actores políticos, no de la cúpula misma, mucho menos en abierto, donde las diferencias de opinión se abran y se ventilen en los medios de comunicación olvidando aquello de la disciplina de gobierno y partidista.
Claro que recordamos algunos “problemines”, que en aras de la superioridad se dieron con raspones de grupos como en los tiempos de Dante Delgado, con algunos políticos como Guillermo Zúñiga o el delegado en aquel entonces de CONASUPO, de apellido López Ochoa; otro más fue el gobernador Miguel Alemán, que se opuso a la candidatura de Fidel Herrera Beltrán, cuando todos daban como un hecho que el capitán Alejandro Montano sería el candidato a la gubernatura, pero algo si es seguro solo se deban por debajo de la mesa.
Quiero pensar aquello de que los tiempos cambian, pero si nos ponemos más exigentes, si los actores que viven la circunstancia se ven rebasados en sus ideas, las consecuencias pueden ser de fatales, sobre todo en una entidad como Veracruz que pinta para un polvorín.
Hoy la reforma electoral en este estado, en especial eso de la homologación con una gubernatura de dos años, ha convulsionado políticamente en solo unas horas a la entidad veracruzana, donde algunos ya han expresado su punto de vista públicamente, en su mayoría contraria a lo que en breve se prevé sea aprobada por el congreso.
La tarde del pasado miércoles, el controvertido Senador de la República, Héctor Yunes Landa, se tiró claro y abierto con una serie de definiciones que se simplifica a una reforma de intereses de grupo, cuando habla de que se pretende hacer de la Constitución Política Local “un traje a la medida”.
La postura más importante de todas podría ser la del Senador priista, Pepe Yunes, que le marcó su raya al gobierno del estado también priista:” inoportuna, inconsecuente y lesiva para las finanzas del estado la posibilidad de una gubernatura de dos años en este contexto económico y político”, pero la pregunta también estuvo de alto nivel “¿si esa iniciativa que propone el Gobierno del Estado de Veracruz no genera condiciones de estabilidad económica ni de estabilidad política, sería bueno preguntar cuál es el objetivo que busca y que persigue?”.
Cierto es que José Yunes Zorrilla, en honor a la verdad adelanta en todas las encuestas en su posición para la próxima elección para gobernador, fue respetuoso y mesurado, pero también es verdad que la decisión del parlamentario ha movido las entrañas de la política veracruzana y desde palacio de gobierno alguna estrategia se debe estar pensando, cuando menos tratar de calmar los ánimos que aparentemente se ven desbordados.
LA REFORMA EN LA PRACTICA
En ocasiones no entendemos bien, pero el ciudadano veracruzano solo necesita buscar en la Constitución General de la República, si ésta enmarca un gobernador interino después de culminar un periodo constitucional, porque de lo contrario estamos cayendo a la gran verdad de una elección constitucional de dos años, que también estaríamos hablando de la más grande derrota del PRI, aun estando en “La plenitud del Poder”, y después a correr todo mundo porque llegan lo Yunes de Boca del Rio.
La inconformidad de los grupos políticos, aunque no lo manifiesten en abierto, las voces de algunos legisladores del PRI como Ricardo Ahued y David Velasco Chedraui, los representantes de cúpulas empresariales y muchos de la ciudadanía en general que no comparten estas ideas, serían los primeros que se encargarían de llevar al traste cualquier proyecto, que simplemente no esté acorde con sus ideas.
Recuerdo aquel refrán que dice ”El horno no está para bollos”, y así lo vemos, porque luego de los problemas que tiene el presidente Peña Nieto con el caso de Iguala, no vislumbramos la posibilidad de que se manifieste la opinión pública veracruzana en contra por una reforma electoral en la tercera entidad más importante de México.
Pero el precedente ahí está. Dos senadores de la República, dicen no a una iniciativa de un ejecutivo priista, abriéndose tremenda zanja política muy difícil de resanar, aunque se le avienten toneladas de cemento…Esta iniciativa tiene aún mucha tela de donde cortar.
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