Y llegaron las iniciativas para homologar las elecciones locales con las federales. Dos y cinco años, son los periodos que partidos y el Poder Ejecutivo proponen. Algunos actores políticos han manifestado públicamente su desacuerdo. Pero no hacen lo mismo con sus aspiraciones a ser candidatos. Es decir, hablan en “singular mayestático”, sin mostrar todas sus cartas. ¿Así se les puede creer?

Hablan del gasto que se hará, de que a nadie le conviene un Gobernador de dos años, que las inversiones no llegarán, que el gasto público será mucho, y así… Lo curioso es que nunca es leído o escuchado que esos buenos samaritanos hayan propuesto –primero como diputados locales y ahora en la representación federal– la disminución de las prerrogativas de los partidos políticos. Mejor aún: que se les elimine dichas prerrogativas económicas que provienen de los fondos del erario. Eso sí sería un ahorro. ¿Por qué ahora se preocupan tanto por los gasto del dinero público?

Vamos, lo único que se puede pedir es congruencia entre el dicho y el hecho. Y no se trata de defender a nadie. Porque en este juego político cada “rey” tiene sus piezas, sus peones, sus caballos y alfiles. Que los muevan y que los jueguen. Yo nadamás opino.

Digo, tenemos que ajustar nuestra normatividad con la federal, y eso ya lo sabíamos. No hay vuelta a la página. El próximo Gobernador será un Ejecutivo de transición. Sea de dos o más años, pero una cosa es cierta: el próximo Gobierno del Estado no será sexenal.

En la iniciativa que comentó “se estipula que las campañas para Gobernador duren 60 días y la de diputados locales y ediles, 30 días. También se suprimiría la facultad del Congreso local para definir la demarcación de los distritos electorales y los límites de sobrerrepresentación y subrepresentación, de acuerdo con los topes impuestos en el artículo 116 de la Constitución federal.”

Además de disminuir costos económicos, será un menor tiempo de contaminación visual por la propaganda electoral. En fin, por donde se vea y como se vea, es benéfico para la sociedad, que es la que a final de cuentas sufre o disfruta los beneficios de elegir un buen representante.

Sólo espero que el análisis reflexivo de quienes cotidianamente sostenemos las actividades productivas de este estado. Los que día a día nos levantamos a trabajar, con el único objetivo de ser personas de bien, que no aspiramos más que a nuestra propia felicidad y desquitar honestamente nuestro salario.

Porque gane quien gane y dure el tiempo que sea, los ciudadanos tienen que presentarse a sus trabajos al día siguiente de la elección. No buscamos prebendas, sólo estar en paz y que la estabilidad económica y social se mantenga. Cada una es libre de emitir sus sufragio. Cada uno votó por el gobierno que tenemos. En conjunto decidiremos lo que viene y lo que nos conviene.

Agradezco los análisis prospectivos que mentes lúcidas realizan y generosamente nos comparten. Lástima, que a veces la mayoría ciudadana no les cree ni a tirios ni a troyanos. Pareciera que, como en el porfiriato, algunos digan que aún no estamos preparados para la democracia.

Por hoy es todo. Le deseo un excelente inicio de semana y nos leemos en la próxima entrega.