En los detalles pequeños o en la letra chiquita está la diferencia en muchos aspectos de nuestra vida. A veces creemos que lo mayúsculo es lo mejor, pero no. Eso es lo visible y sólo eso.

El Decreto aprobado la semana pasada que permite el derecho al registro de nacimiento y la gratuidad de la primera copia certificada del Acta de Nacimiento es invaluable. Un derecho que desde hace años debimos haber tenido.

Aunque parezca increíble, aún se tiene problemas con estos documentos. Las campañas de difusión y concientización que han realizado diferentes gobiernos resultaban banales, si no se complementaban con esta disposición.

Así se espera resolver problemas rezagados, que en la vida de cualquier persona se pueden volver un auténtico martirio. Si bien el Registro Civil en nuestro país data del Siglo XIX, al día de hoy parece que no podemos tener los controles estadísticos de cuántos somos y cuántos nacen diariamente.

Esto, sin contar los problemas que algunos contemporáneos tienen con la forma en que escribieron sus nombres o apellidos. De ahí que veamos cada aberración ortográfica, así asentada en la documentación oficial. Es cierto que podemos cambiar o corregir, pero qué necesidad de pagar y hacer trámites hasta académicos, por situaciones ajenas a nosotros y que nuestros progenitores no previeron.

Nos informan mediante un comunicado oficial del Congreso: “El espíritu de la reforma se funda en la necesidad de brindar el reconocimiento jurídico y social de una persona como sujeto de derechos y responsabilidades y, a su vez, de su pertenencia a un estado, un territorio, una sociedad y una familia, condición necesaria para preservar la dignidad individual y colectiva de las personas”.

Si bien en los hospitales públicos se establece la obligatoriedad de expedir el Registro de Nacimiento y sin este documento no se puede realizar los trámites siguientes para garantizar la seguridad jurídica del recién nacido, hay demasiadas excepciones y problemas que luego impiden concretar el trámite.

Digo, y con todo respeto, si el desabasto de medicamentos y la falta de personal especializado en el sector salud es una realidad que nos golpea, cómo podemos esperar o creer que estos trámites se realicen tal y como lo marca la ley.

No hablo de los nosocomios que están en los principales centros urbanos, sino en los de zonas rurales e indígenas. Ahí se debe empezar. De las periferias al centro. Así es como podríamos avanzar en abatir el rezago.

Pero bueno, lo que importa es que se avanza y se armoniza nuestra entidad con lo establecido en el Artículo 4 de la Constitución General de la República. Ahora sí debemos asegurarnos de que la papelería oficial sea suficiente y que todos y todas acudan a registrar a las hijas e hijos. Nuestra Acta de Nacimiento es el documento que nos acompañará toda la vida. Uno de los más importantes y que nos brindará la seguridad necesaria a nosotras y a nuestras familias.

Por hoy le dejo, deseándole un excelente inicio de semana. Por cierto, semana navideña y de nochebuena. Nos leemos en la próxima entrega.