Un atentado, en donde sea, de la magnitud que sea; basta que sean vidas las que se pierden, para que la humanidad lo descalifique. Lo que le sucedió la semana pasada al pueblo francés, no hay adjetivo con que calificarlo, fue una barbarie; el gremio periodístico está de luto, fueron informadores y caricaturistas de la revista Charlie Hebdo las víctimas.

La gigantesca congregación de personas que salieron a las calles de Paris y en otras ciudades de Europa, donde exigieron justicia por el asesinato de humoristas y periodistas del semanario galo. El testimonio, afirmación o demostración de la Ciudad Luz, es algo que no se había visto desde la ocupación nazi, en 1944 del siglo pasado; demostraron y al mismo tiempo enviaron su mensaje al mundo, donde no están dispuestos a vivir con miedo, en la inseguridad, ni a perder la libertad que muchas vidas costó y, no se van a sentar en el quicio de su casa y ver lo que cualquier hijo de vecino les haga y quedarse sin hacer nada por evitarlo.

Demostraron que en un momento se pueden organizar, salir a la calle y manifestar la fuerza, para que nadie se atreva hacerles daño, que estarán vigilantes y que en cualquier señal de que alguien se está preparando para robarles la tranquilidad, evitarlo; estarán pendientes para que lo que sucedió la semana pasada no se repita.

El pueblo está lastimado, no fue poco el dolor de haber perdido 17 vidas en el atentado terrorista; aun con ese coraje, la manifestación por las calles de Paris, fueron civilizadas, no hubo desmanes, no rompieron cristales en las tiendas, en los bancos ni en oficinas, caminaron y en el trayecto cantaban “La Marsellesa” el himno nacional y gritaban “yo soy Charlie Hebdo”, pero todo en santa paz.

Claro que en ese mundo de gente, tenía que salir el negro en el arroz, Jean-Marie Le Pen, quien es el líder espiritual de la “ultra derecha”, ese señor mando colocar en edificios públicos, mantas donde se leía “Yo no soy Chalie Hebdo” y califico a los que se manifestaron contra los terroristas, como unos payasos.

Del señor Le Pen, recuerdo que en mayo de 1995; por una votación concurrida e inusitada a su favor en la región de Marsella, logro pasar a la segunda vuelta, donde la Presidencia de la República Francesa era lo que estaba en juego, su contrincante político era Jacques Chirac.

El pueblo frases estaba preocupado porque en la elección participaba un hombre de lo más radical. Se realizó la elección y, por ese miedo, Chirac tuvo un triunfo aplastante, arrollador, ¡claro!, el señor Chirac no gano porque lo quisiera el pueblo francés, gano por el miedo a que ganara Le Pen.

En la cadena que iba en la vanguardia de la manifestación, en los reportajes que nos presentaron por la TV, se miraba al señor Francois Holande, Presidente de Francia, del brazo de Ángela Merkel de Alemania, David Cameron de Inglaterra, Mariano Rajoy de España, Benjamín Netanyahu de Israel, Abu Mazen de Palestina, y muchos ministros más, que asistieron en esa histórica manifestación en Paris. En todo el mundo hubo concentraciones en apoyo a Francia.

Cuando pasaban las escenas de la manifestación en las calles de París y al ver los personajes que se reunieron en esa caminata, recordé a los españoles, a quienes los he seguido de cerca por la TV y he mirado como en el parlamento se dan sus agarrones entre los diputados y el presidente en turno; recuerdo al señor Adolfo Suarez, Felipe Gonzáles, José María Aznar, José Luis Rodríguez Zapatero, y al actual Mariano Rajoy; a todos los he mirado en el parlamento y ahí se dicen hasta que van a comer al día siguiente; ejercen la democracia al cien por cien.

A pero cuando ha ocurrido un atentado, como el de hace algunos años en la estación de Atocha, al día siguiente o ese mismo día, se manifestaron y caminaron de la mano por las calles de Madrid, porque aunque son contrincantes políticos, cuando hay que demostrar que se está en contra, como en este caso, del terrorismo, en primera fila desfilan todos, amigos y enemigos políticos, lo que está en jue juego es la seguridad del país, en esos momentos no hay enemigos políticos, hay solidaridad con su país, con España.

Y también se vino a mi mente, cuando supe lo que le sucedió al periódico francés. En 1989 don Froylan Flores, cuando supo que un servidor asistía a la hermanación de Jalapa con Salamanca, me pidió que le pagara la suscripción de la revista Cambio16 y del periódico “El País”. Cumplí con la encomienda de pagar la suscripción; la de El País la pague en un edificio modesto, donde se podía acceder de manera fácil. En la década de los 90s, el problema etarra estaba candente, no había seguridad en la Madre Patria; en el 92 volví a Madrid e hice la misma operación, fui a pagar la suscripción y lo tengo que decir, cuando llegue a la dirección del periódico El País, no conocía las instalaciones, de aquel modesto periódico, ahora era un edificio con cristales gruesos y por lo menos había tres guardias en la entrada; era el resultado del terrorismo de ETA. Lo de Paris no se debe repetir. Así sea.

DORMIR BIEN

¿Qué tal duermen amables lectoras y lectores?, ¡bien!, qué bueno, porque los que también duermen bien y hasta roncan bonito, esos meros son la gente que vive del campo, con la llegada de Ramón Ferrari Pardiños a la SEDARPA, les volvió la esperanza; Ramón llegó con toda la lana del mundo, de inmediato les dijo que ahora si van a llegar los apoyos al campo, le dijo que se van a rescatar 4 ingenios y los afectados por la contaminación en el Río Tonto, a los rivereños los van a ocupar con empleo temporal. Lo que le quita un poco el sueño a la gente del campo es que ya les han hecho muchas promesas y poco les han cumplido.