Los principales partidos políticos hoy sin ninguna credibilidad y legitimidad democrática en la semana que termina nos mostraron a las y los ciudadanos su desprecio; en el caso del PAN, el Comité Ejecutivo Nacional designó a través de su Comisión Permanente a 15 mujeres y hombres para que sean sus diputados federales plurinominales, quienes tienen una carrera política por decir lo mínimo que es polémica, inclusive frente al otrora purismo del linaje panista, algunos militaron en otros partidos políticos como Movimiento Ciudadano, Revolución Democrática y Revolucionario Institucional, privilegiando un pragmatismo cómplice que celebra su nuevo valor político que es la traición y por supuesto alejado de su propia historia; un partido que transitó de ser militantes “mochos” a un instituto político cuya conducta personal y partidaria se guía por los “moches”. Por otra parte, eliminar a Margarita Zavala hizo público el conflicto interno irresoluble en el interior de ese instituto político; hecho que afectará seguramente la votación el próximo 7 de junio de este año.
Continuando con la reflexión anterior, en el caso del Partido de la Revolución Democrática, -partido en vías de perder su registro- en la selección de su candidato a la gubernatura de Guerrero, optaron por mantener su sistema de complicidad e impunidad local, según lo dicho por el Senador Armando Ríos Pitter, que le pidió el dueño de la franquicia perredista, Jesús Ortega que pactara con el exgobernador Ángel Aguirre para que fuera candidato a la gubernatura. Dicho sea de paso, aquel era el mejor posicionado en las encuestas locales para ser el próximo gobernador, al renunciar a la candidatura del PRD no necesariamente lo elimina de la contienda, ya que el PRI en su pragmatismo político lo puede postular como su candidato; basta recordar que en su carrera política ha servido a gobiernos del PRI y del PAN; su postura no es de ética política sino de cálculo político para convertirse en el próximo gobernador de Guerrero.
Otro de los casos es Nuevo León, donde el Partido Revolucionario Institucional a través de un ejercicio demoscópico designó a la senadora Ivonne Álvarez sin tomar en cuenta al gobernador Rodrigo Medina, ya que las encuestas pesaron más que la amistad entre el presidente Enrique Peña y el secretario de economía Ildefonso Guajardo; la senadora Álvarez tiene 15 puntos de ventaja sobre la candidata del PAN, la alcaldesa de Monterrey Margarita Arellanes; si el PAN le hubiera hecho caso a las encuestas, el candidato hubiese sido Felipe de Jesús Cantú, exalcalde de Monterrey, pero como suelen ser las cosas hoy en ese partido, privan los arreglos grupales para mantener los privilegios económicos. Empero, el factor sorpresa es el candidato independiente, el “Bronco” Jaime Rodríguez Calderón, exalcalde del municipio de García, quien le imprimió otro sello a la contienda local; -un político fuera de serie-, ya que tuvo tres atentados por parte del grupo criminal de los “Zetas”, y a quienes enfrentó y corrió de ese municipio, de allí su popularidad.
Regresando al método de selección de las y los candidatos a puestos de elección popular; en primera instancia para la conformación de la Cámara de Diputados, la cual, según las encuestas sólo le otorgan al PRI que puede únicamente ganar 100 distritos electorales federales de los 300; en donde en primera instancia el PAN tenía toda la posibilidad de ganar la mayoría de los distritos electorales, pero sólo por poner otro ejemplo, como lo puede ser Veracruz, aquí vemos candidatos a modo para perder, perfiles de muy bajo perfil político, académico, sin experiencia y lo peor, cuando uno los escucha no saben absolutamente nada del trabajo legislativo, y por lo tanto sus afirmaciones son ocurrencias baratas que provienen de la estatura política de quienes las emiten, el sello de Liliput es su signo. Ni que decir del PRD, una entelequia política que deambula por el sistema de partidos políticos y que ya no representa absolutamente nada en la vida pública de este país, más que corrupción.
Finalmente, frente a un sistema político que ya es disfuncional, en donde su código binario se rompió: gobierno/oposición, y en donde sólo queda la percepción y realidad que son gobierno, tanto municipales como estatales y que muestran una enorme repulsión hacia la crítica, la diferencia de opinión y por ende hacia lo que signifique ser de “oposición” (algo que ya está en vías de extinción); la única vía es la reinvención del sistema político mexicano y eso debe provenir de la próxima Cámara de Diputados, quienes tienen que convocar a discutir y aprobar una nueva constitución política.