Después de la bañadita que me intentó dar (muchos piensan que lo logró) el lector/corresponsal cuya misiva publiqué ayer, en la que añadió ideas e información a mis comentarios sobre las banquetas pintadas en el centro de Xalapa, no me queda más que tratar de responder con algunos argumentos paralelos a sus irrefutables observaciones.
Primero, tiene razón mi anónimo amigo (conozco su nombre y sus generales, pero me ha pedido que mantenga ocultos ambos, lo que respeto) en que este proyecto de remodelación, en realidad es el primer paso de una iniciativa que se completará en el mediano plazo, y que cuenta con el apoyo del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
Solamente que eso yo no lo sabía, como no lo sabe la mayoría de los habitantes de Xalapa, porque el Ayuntamiento ha sido omiso en difundirlo.
Véase bien que utilicé el verbo “difundir” y no “informar”, que no es lo mismo. La comuna xalapeña informa muy bien: aparecen constantemente en los medios notas de las acciones del alcalde y los funcionarios, se publican fotos y comentarios en las columnas, así como en los espacios noticiosos electrónicos.
Pero así como la comuna capitalina es buena para “informar”, resulta mala para “difundir” los alcances y beneficios de ciertos proyectos estratégicos, como el que ayer nos explicó concienzudamente nuestro querido lector/corresponsal en su solícita carta.
Se nota que urge un buen programa de difusión que haga llegar a todos los habitantes las intenciones y los detalles de la iniciativa que está cambiando radicalmente el centro citadino. Además de sumar adeptos y aceptación por la vía del conocimiento, crearía un clima de acercamiento entre la autoridad más inmediata -que es la municipal- y los gobernados. Eso acarrearía simpatías y popularidad a nuestro joven alcalde Américo Zúñiga, a quien se le nota que le gusta ser bien visto y aceptado por la ciudadanía.
Por otra parte, también estará de acuerdo mi epistolar crítico en que los expertos extranjeros que diseñaron y propusieron ese programa han fallado en atinarle al clima, así como a otros asuntos topológicos y culturales, de nuestra laberíntica y ateniense ciudad.
Y qué decir de que están quitando espacio en las calles para el flujo de vehículos, cuando nuestro problema mayor es la movilidad de tantos automóviles y autobuses que ya no caben en los angostos arroyos en que discurre dificultosamente la (in)vialidad xalapeña,
Miren que poner bancas sin sombrilla o promover el uso de la bicicleta, con la ciudad infestada de autos y sin carriles de seguridad para los ciclistas, es un fallo imperdonable para expertos de tanta prosapia. Y ya no hablemos de las veleidosas calles encuestadas (de cuesta), como Bravo o Clavijero o Revolución o J.J. Herrera o Lucio o Alfaro…
Por lo demás, démosle el beneficio de la duda (y de la sombrilla) al BID y al Ayuntamiento, con la esperanza de que realmente hagan algo bien por nuestra ciudad, que tanta falta le hace…
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