Profesional, discreto y eficiente, según lo califican personas que han trabajado cerca de él, Flavino Ríos Alvarado ha llegado a la Secretaría de Educación de Veracruz para aportar la experiencia y capacidad que le reconocen en ese sector de la administración pública, un sector que es crucial para los fines gubernamentales de mejorar las condiciones y los niveles de vida de la población.
En el nuevo titular de la SEV confluyen dos personalidades, dos formas de ser, dos advocaciones: el político y el funcionario educativo. Una y otra, se confunden y se suman para dar la imagen de un personaje público versátil, como es el requerimiento de nuestros tiempos azarosos y dificultados.
Como político, Flavino ha recorrido la amplia gama del currículum que posibilita la administración pública estatal y nacional, pues ha estado en cargos importantes de gobierno, en puestos de elección y en encargos electorales del partido al que ha pertenecido a lo largo de su carrera: el PRI.
(Cumple además una función adicional en Veracruz, que es ser cabeza visible del poderoso grupo político sustentado a través de la figura del exgobernador Miguel Alemán Velasco: junto y alrededor de Ríos Alvarado confluyen los alemanistas que perviven vigentes en Veracruz, reconocida su sapiencia y liderazgo, junto a la confianza y cercanía que guarda ante el licenciado Alemán.)
Como funcionario educativo que es y ha sido, Flavino Ríos debe saber -abrevado en Fernando Savater- que el primer objetivo de la escuela es “la fabricación de ese ser humano igualitario, racional, capaz de participar de forma crítica en una sociedad democrática, ciudadano de un mundo en el que las fronteras van a significar cada vez menos.”
El político y el funcionario confluyen en este hombre nacido del pueblo, formado inicialmente en su natal Minatitlán, pero que tuvo los arrestos para salir de su tierra a hacer mundo en otras latitudes, y en ellas se ilustró debidamente, aunque permaneció empecinado en su inconfundible acento sureño, que lo revela y lo define.
Toca a Flavino ahora sacar a la educación de Veracruz del pasmo en el que estuvo detenida por cuatro años, sentada en la abulia del secretario… ummm… Adolfo Mota, quien se mostró como el discípulo más enconado de Vincent de Gournay, el fisiócrata francés el siglo XVIII que emitió la famosa frase “Laissez faire, laissez passer” (dejar hacer, dejar pasar).
Impetuoso, productivo y exigente como dicen que es, Flavino Ríos ha llegado a cumplir fielmente la instrucción del gobernador Javier Duarte de Ochoa, que es hacer bien las cosas y mejorar el sistema educativo hasta donde se deje.
Él sabe cómo hacerlo porque no es nuevo en esa responsabilidad. Dicen los que saben en los rumbos educativos que desde el primer día ha estado aportando su dilatada experiencia, y que su mano se notó desde el primer instante en que estuvo sentado en esa, para él, muy conocida silla.
Aseguran que está apenas a su tamaño…
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