El desarrollo civilizatorio de una sociedad no se mide por su dinero ni por su avance tecnológico, sino por su convivencia de respeto entre sus integrantes y demás seres vivos.

Hace unos días se realizó en el municipio de Teocelo una “vaquillada”, mero pretexto para lastimar animales y recrearse con la violencia. Semejante estupidez fue avalada por las autoridades municipales, quienes simularon una consulta, ya que –desde el trienio pasado– esta barbarie había sido erradicada.

La autonomía municipal está regulada en nuestras Constituciones. No se trata de hacer las cosas a conveniencia, capricho e interés de quienes transitoriamente ocupan una responsabilidad social.

El diputado local Jesús Alberto Velázquez Flores denunció esta simulación de consulta realizada por el Ayuntamiento. “Entre los requisitos está emitir una convocatoria con la información y preguntas a realizar, para que los ciudadanos conozcan el tema, y también se pide al Instituto Electoral Veracruzano (IEV) realizar la consulta, y en caso de resultar aprobatoria, celebrar una Sesión de Cabildo y modificar el Reglamento Municipal.”

Vamos, no se trata de una kermés o de una elección escolar, sino de una figura jurídica que autoridades constitucionales tienen el derecho de ejercer. Si los ciudadanos de Teocelo quieren volver al pasado, está bien. Cada quien con sus virtudes y defectos…

Pero no se trata de engañar a la población y llevar gente de otros lados para “inflar” los resultados. Si tantas ganas tienen de ver correr sangre por las calles, que se golpeen entre ellos. Ejemplos de fiestas populares con estas características hay muchos en el país y en el mundo.

Así podrán dirimir sus diferencias, sacar su estrés, desahogar presiones maritales y, en el mejor de los casos, entrenarse para el profesionalismo en el box o la lucha libre. ¿Qué culpa tienen las vaquillas?

Pues el diputado Velázquez Flores ya la sentenció: “En el caso de Teocelo, cuando la modificación se publique en la Gaceta Oficial del Estado, se podría promover un juicio y buscar que se declare inconstitucional: Fue un acto de mera simulación, una consulta hecha a modo por algún grupo interesado en las vaquilladas”.

Ojalá intervengan autoridades del ámbito federal, y no sólo por el “caso Teocelo”.

Si se logró en buena parte del país tener circos sin animales, ahora debemos buscar festejos sin animales. Mejor dicho, sin provocar dolor y sufrimiento a los animales. Esto no atenta contra las tradiciones. Por el contrario, las fortalece y vuelve dinámicas.

Debemos recordar que las costumbres son nuestras, colectivas, y cambian de acuerdo con la época y momento histórico. ¿Quién quiere el regreso del circo romano? ¿Más sangre humana en las arenas del Coliseo? Creo que nadie, porque es una etapa histórica superada.

Así que busquemos mejores formas de diversión. No todo es sangre y dolor, pues a final de cuentas las niñas y los niños reproducen en su vida lo que ven del mundo adulto. Luego, no nos quejemos de la violencia que padecemos y de la que puede venir.

Por hoy es todo. Nos leemos en la próxima entrega.