Creo que todos sabemos, sin ser sabiondos, que el tiempo es el tiempo, aunque suene a una perogrullada. Como la canción: “sabia virtud de conocer el tiempo”. Dice Hermann Keyserling que la vida es un constante proceso, una continua transformación en el tiempo, un nacer, morir y renacer. Pos parece que sí.
Pero no quiero meterme en tanto embrollo, ya muchos problemas tenemos en la vida diaria; tan sólo les comento, con Aleksandr Solzhenitsin, que no me asusta morir «un día», me asusta morir hoy.
Van mis condolencias para familiares y amigos del maestro Francisco Javier Loyo Ramos. Sí, es una gran pérdida. Lo conocí hace años aquí en el Congreso de Veracruz. Ya los medios de comunicación dieron cuenta de su trayectoria política y académica. Lo recordaré siempre.
En una colaboración escribí lo siguiente: “Ni quien lo dude, el secretario general del Congreso de Veracruz, Francisco Loyo Ramos, camina lento pero con pasos firmes, viejo lobo de mar en la política y mucho más en cuestiones legislativas. Tan firme que se bateará otra Legislatura con la venia y confianza de los 50 diputados. Le pregunté por qué aceptó otros añitos más ahí en la secretaría, y me contestó: “Estoy contento con mi trabajo, estoy satisfecho de las cosas que se han hecho, cada Legislatura es diferente y de todas las Legislaturas se aprende”. Así nomás, sencillito, sencillito. Nadie duda que haga una labor excelente”. ¡Ay! Pero así es la vida…y el tiempo.
En otra ocasión posterior comenté: “Felicitaciones desde aquí a Francisco Javier Loyo Ramos, actual secretario general de la LXIII Legislatura Local, que en días pasados recibió la Medalla «Fernando García Barna» y el reconocimiento como el Abogado del Año. Honor a quien honor merece”.
Honor a don Francisco Loyo, quien en el homenaje luctuoso en el Palacio Legislativo recibió no un minuto de aplausos, sino más tiempo de aplausos y nos pusimos de pie…
Los días y los temas
Un compañero me dijo que Jorge Carvallo Delfín en realidad anda buscando, aparte de la diputación federal y la gubernatura de Veracruz, que le hagan una estatua o busto igual que a su hermano Karim Carvallo Delfín, alcalde de Cuautitlán Izcalli. ¿Será?
De cinismo y anexas
Con motivo del 14 de Febrero, aquí les regalo el siguiente texto del libro Nada, yo soy Adán, de Williams Deer: “No es la media naranja la otra parte de los amantes. Es la media manzana. Nació ahí el pecado. ¿No dicen eso? ¿O es la media costilla? Sí, quizás. Porque de otra manera, ¿cómo nos explicamos que los amantes se descuarticen, se destacen, se tasajeen de amor, amen hasta morir? ¿Por qué no amar hasta vivir?”
Otro más, del mismo libro: “Tres hombres alegres, rebosantes de parranda, y un hombre triste arrastrando una cobija de una noche pésima, juntos, entraron a la cantina cerca de las cinco de la madrugada.
Se sentaron a la barra, ya no había comensales, y uno gritó:
-¡Sírvame una cuba!
Otro, riendo, pidió un tequila. El tercero, carcajeándose, atinó a pedir un whisky doble.
El cuarto hombre permanecía en silencio. El cantinero le preguntó:
-¿Y usted, amigo?
-Un amor doble, ¿lo tiene?
-Sí- dijo el cantinero. ¿Con hielo?
-Como sea, pero original.
-Sí, en un momento se lo sirvo.
Y se tomó varios vasos de amor. Se fueron sus amigos. Al mediodía despertó, ahí en la barra, y siguió bebiendo, hasta que un día, en su lecho, amaneció con una resaca y un cruento vómito de desamor”.
Por lo pronto, ahí se ven.