El periodismo es una disciplina que a veces requiere de obstinación. En ocasiones existen casos en que el periodista toma una información a la que hay que dar seguimiento. Siendo el periodismo una labor social bien harían los periodistas continuar con las investigaciones de cada caso que lo requiera hasta que éste se resuelva. Muchas veces los casos no se resuelven, pero eso no demerita el trabajo del periodista.
Desde finales de mayo de 2014, a través de esta columna, estuvimos señalando al exdirector del Instituto Veracruzano para la Educación de los Adultos, Álvaro Cándido Capetillo, como un delincuente. Y no era arbitrario este adjetivo. La Agencia Veracruzana de Investigación estuvo a punto de detenerlo el día 23 de mayo, pero alguien lo alertó y por eso libró la cárcel. Oswaldo Pérez Pérez, quien fue su director administrativo, no corrió la misma suerte y tuvo que pasar una noche en el penal de Pacho Viejo. La justicia los perseguía por haber retirado el dinero de una cuenta embargada para trasladarla a una cuenta personal.
Pero esa sólo fue la punta del iceberg. Álvaro Cándido Capetillo junto con Oswaldo Pérez Pérez hicieron pasar al IVEA sus peores épocas. De manera arbitraria disponían de los recursos de esta loable institución como si se tratara de su propio patrimonio. En sus delirios “caligulescos” Capetillo dejó sus oficinas de la avenida Lázaro Cárdenas en Xalapa y alquiló dos suites, de manera permanente, en el hotel Lois, Boca del río, en donde recibía al personal del IVEA. Asimismo hizo del salón del hotel su sala de juntas. Capetillo era operador político de Salvador Manzur, quien conocía de estos excesos y quien se los toleraba; es por ello que Capetillo se hospedaba en Boca del río, porque se sentía cómodo cerca de su jefe, operando para él.
De acuerdo con lo declarado por Ricardo García Guzmán, Capetillo no pudo comprobar 36 millones de pesos. Se me hacen pocos. El daño patrimonial que dejara en el IVEA durante su gestión es incontable. Nada más en laudos laborales la administración de Álvaro Cándido Capetillo dejó 36 juicios perdidos. El IVEA está obligado a pagar esos laudos laborales que en total suman algo así como 40 millones de pesos. Y es que Oswaldo Pérez Pérez y Capetillo disponían a voluntad del personal. Colocaban a sus incondicionales en puestos de confianza bien remunerados y corrían, sí, corrían al personal que les estorbaba sin importar si se les finiquitaba correctamente. Pero hasta en los laudos laborales había perversidad. Algunos trabajadores comentan que Oswaldo Pérez Pérez se ponía de acuerdo con algunos empleados a quienes aparentemente despedía para que iniciaran un juicio laboral, así cuando el laudo saliera a favor del trabajador, del monto entregado Pérez Pérez llevaba su buena tajada.
Capetillo se hizo de muchas propiedades, lo mismo Oswaldo Pérez que de ser un sencillo maestro de escuela, gracias al apoyo “incondicional” de Fidel Herrera, se hizo director administrativo del IVEA y después director de Telebachillerato; por supuesto la hija ¡no tuvo nada que ver!
La caída de Capetillo se da por dos razones importantes. La nueva administración del IVEA preparó de manera impecable el expediente que ponía de manifiesto los criminales abusos de este delincuente. La Contraloría sólo tuvo que dar una buena revisada a esos documentos para darse cuenta de la vida de Nerón que este sujeto se daba. ¿Cómo explicar las dos suites rentadas por todo el año en el hotel Lois? ¿Cómo explicar los montos millonarios de que disponían de manera despiadada, dejando al personal sin el equipo ni los instrumentos necesarios para realizar su labor de alfabetización?
La otra razón de la caída de Capetillo se da porque, aunque interviniera Salvador Manzur por él, aunque interviniera Fidel Herrera, estamos hablando en el IVEA de un desfalco de presupuesto federal. Así es, no se crea que el gobierno del estado tenía muchas ganas de poner en orden a Capetillo. En el gobierno de Javier Duarte se dan premios, no sanciones. ¿Acaso no estaba Capetillo como delegado de la SEV en Veracruz? Se sabe que los dos proyectos eje del presidente Peña Nieto son la Cruzada Contra el Hambre y la Campaña Nacional de Alfabetización. Sería incongruente mantener impune a un sujeto como Capetillo en un esfuerzo que tanto importa al presidente.
Por supuesto Capetillo no actuó sólo. Oswaldo Pérez Pérez también tendrá que ser llamado a rendir cuentas, otros nombres irán apareciendo. Si el proceso sigue su marcha correctamente, estos sujetos no sólo serán inhabilitados para ejercer algún cargo público, sino que deberán pisar la cárcel. Oswaldo Pérez Pérez ya conoce el camino, a Álvaro Cándido Capetillo hay que conducirlo para que no se pierda, como la vez pasada. Esta es la única manera de educar a los delincuentes adultos.
Postdata 1: Se cae acusación en contra del primo de Pitol
Dos veces acudió el neurólogo Mario López Gómez, neurólogo de toda la vida de Sergio Pitol, ante las autoridades pertinentes para rendir su declaración y explicar las razones por las que suministró la famosa quetiapina al escritor. Afortunadamente el escritor de El mago de Viena se recupera favorablemente.
Postdata 2: Rodolfo Mendoza de acusador a acusado
Para quien se complica todo es para Rodolfo Mendoza Rosendo, quien asumiendo labor de vocería se puso a pregonar que Luis Demeneghi intentó envenenar a su primo Sergio Pitol. Si este gobierno leyera de vez en cuando la Ley de Responsabilidades para los Servidores Públicos ya hubiera retirado a este sujeto del puesto que indignamente ostenta. La otra es Adelina Trujillo, quien ha permitido los excesos de Mendoza; de ella ya estamos preparando su expediente.
Armando Ortiz aortiz52@nullhotmail.com