El día de ayer leí una nota en referencia al secuestro y asesinato del joven estudiante del Tecnológico de Monterrey campus Puebla, a manos de tres menores de edad, por cierto Jalapeños.
Toda esta lamentable situación me hace reflexionar sobre un tema fundamental, que tiene que ver con la edad en que aún menor de edad se le debe de considerar imputable en nuestro País; veamos, la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, en su artículo 18 párrafos primero, segundo y tercero, nos hace mención de la aplicación de un sistema integral de justicia para todos aquellos menores de entre los doce y los dieciocho años que hayan cometido una conducta tipificada como delito, a saber que delito es, una conducta típica, antijurídica e imputable, sometida a una sanción penal y a veces a condiciones objetivas de punibilidad.
Y aquí cabe la pregunta de saber ¿a qué edad un menor es totalmente consiente de sus actos?, sin duda habría que hacer un análisis serio y concienzudo para dilucidar esta pregunta, lo cual nos llevaría desde un análisis psicológico, pasando por el conductual y otros muchos más.
Lo que si es una realidad, es que en México existen ya graves problemas con los mal llamados menores infractores, mismos que debían de ser llamados delincuentes o infractores de la ley, casos como los arriba mencionados y otros aún más graves, en donde son utilizados como sicarios al servicio del crimen organizado, justamente amparados en la compleja situación jurídica que guardan por no se imputables jurídicamente, y así son mandados como carne de cañón, para realizar sus fechorías.
Es por ello que aun y cuando existe un ordenamiento jurídico que guarda y tipifica esta situación en nuestro País, es decir el Código Penal Federal, debería de modificarse, es decir, la propuesta seria, bajar la edad imputable de los 12 años en adelante, obviamente haciendo un análisis serio y real de la problemática, poniendo en la mesa varios elementos, como por ejemplo, el grado de violencia con el que se cometió el crimen, el dolo, la mala fe entre otros más, esto con la finalidad de ser debidamente juzgados y sancionados, pero ya no como menores infractores recluidos en consejos tutelares, sino como cualquier delincuente común.
Creo sería una medida acertada y se daría atención adecuada a esta problemática que dada la situación que prevalece en México en el ámbito delincuencial, vendría a poner un poco de credibilidad y sobre todo responsabilidad en las instituciones encargadas de la procuración de justicia. Es precios que casos tan lamentables como estos no ocurran más en nuestra ya de por si lastimada justicia mexicana. Correo electrónico: bernardobellizzia@nullhotmail.com