En efecto, las redes sociales necesitan la sana intervención de periodistas profesionales. Mientras más participen en todas las modalidades que permite Internet, mayor calidad tendrán las noticias. Es la única vía por la cual la información que transcurre por Facebook, por Twitter, por Instagram se irá haciendo más confiable, más verídica, más real.
Y los periodistas necesitan adecuarse a la realidad, formarse de acuerdo a los nuevos tiempos, conocer de los vericuetos informáticos y de la vertiginosa inmediatez. Muchos viejos periodistas insisten en hacer el viejo periodismo al que están acostumbrados: siguen escribiendo para el diario de mañana o para la revista de la próxima semana; siguen buscando la de ocho; pretenden dar exclusivas a través de sus medios impresos. Olvidan que la información ahora se puede publicar en un instante, y que el concepto de exclusividad pasó a mejor vida.
Lo preocupante es que también muchos jóvenes periodistas -egresados de las escuelas de comunicación con una pésima preparación académica; engañados románticamente por un título que no avala conocimientos pertinentes- siguen actuando como si no se hubiera inventado la computadora, como si no se dieran cuenta de que ahora la información fluye a través de los portales informativos, de las páginas noticiosas, de los blogs innumerables.
Para fortuna, cada día es mayor la cantidad de buenos periodistas (maduros y verdes, jóvenes y viejos, varones y hembras) que se están adecuando a la realidad cambiante de nuestros días, que aprenden las nuevas técnicas, que participan en los nuevos medios de comunicación.
Va un botón de muestra que dan tres periodistas consolidados (la edad es lo de menos) en nuestro medio estatal: Manuel Rossete Chávez, Raymundo Jiménez y José Ortiz Medina representan al profesional que ha sabido mantenerse en la cúspide de la actualización. Egresados de la Facultad de Comunicación de la UV los dos primeros y el tercero de la Facultad de Letras Hispánicas, iniciaron sus reconocidas carreras en los medios impresos, en donde su prosa y la calidad de su información medraron hacia la obtención de un público lector tan fiel cuanto extenso, en términos de las cantidades mínimas de lectores que podían obtener los diarios en un país en el que el porcentaje de analfabetos funcionales ha sido pavoroso desde hace veinte años cuando menos.
Y si nuestros tres protagonistas eran de los más leídos en la época de la comunicación preponderantemente impresa -con decenas de miles de lectores comprobados-, lograron dar el salto hacia Internet y las redes sociales de modo que mantuvieron su hegemonía, y ahora son leídos diariamente por cientos de miles de ciudadanos de Veracruz, del país y del mundo.
Pero no se queda ahí la cosa, porque ahora han decidido sumar sus públicos y han emprendido con éxito la aventura de un programa de televisión que se transmite los martes a las 21:00 horas y que reproduce una decena de portales informativos, entre ellos www.versiones.com.mx y www.formato7.com.
Como era de esperarse, el programa ha ido creciendo en interés periodístico y cada semana logran dar un campanazo noticioso. No hay que perderse a estos modernos periodistas veracruzanos.
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