Restan a la administración estatal de Javier Duarte de Ochoa 21 meses, y ya está adentrada en la senda hacia la culminación, si atendemos a la declaración del mandatario que se puede leer en www.alcalorpolitico.com (hasta el día de hoy el portal informativo o periódico digital más leído en Veracruz, gracias a los desvelos y la enjundia profesional de Joaquín Rosas Garcés), quien le declara a la reportera Ángeles González que su gobierno “entró a partir de ahora, en otra dinámica: concluir los proyectos iniciados conforme lo establecido en el Plan Veracruzano de Desarrollo”.
Es usual que los sexenios se dividan en tres partes de unos dos años cada una: el arranque, la realización y la consolidación. Es algo que siempre ha quedado más o menos claro a gobernantes y gobernados, y no necesita mayor explicación.
Así, el tiempo que le resta al Gobernador antes de que entregue el mando a quien lo sucederá, va a ser empleado en terminar “todos aquellos proyectos que se iniciaron con su gobierno, otros que se iniciaron a mediados de su administración y otros más que se iniciaron hace poco, pero que se deberán culminar en tiempo y forma”.
Y sí, sin darnos cuenta, enmarañados en la cotidianidad de una gobernanza difícil, en momentos precaria pero que ha logrado mantenerse, con resultados no obstante, estamos ya en la recta final del sexenio: quedan 21 meses menos cuatro días, 91 semanas, 637 días -2016 será bisiesto, y se agradece ese día más de gobierno-, 15,288 horas -contadas a partir de las 00:00 del 5 de marzo- y casi un millón de minutos -917,280, si hemos de ser exactos-.
(Para los interesados en menesteres más próximos y cotidianos, restan entonces 40 quincenas, dos aguinaldos y, si bien le va a algunos, un bono sexenal).
¿Qué hacer con este tiempo de la conclusión, entonces? El gobernador Duarte lo tiene claro: “concluir proyectos”. Y para ello son en buena parte los cambios que ha venido realizando en su gabinete.
Falta un ajuste final del equipo, que se daría después del proceso electoral de los diputados federales, cuando salgan quienes cumplen funciones de medio de contención -si las telenoveleras damas me perdonan el futbolístico ejemplo- y lleguen los medios ofensivos que culminarán los trabajos de la administración y prepararán la entrega-recepción para el Gobierno que entrará el 1º de diciembre de 2016.
La alineación del cierre final quedará conformada hacia fines de junio, y llegará con funciones específicas y con un programa definido para “concluir proyectos”, según la frase insistente del Gobernador.
Los días que faltan se harán eternos y se irán como el agua entre las manos, en una eterna paradoja del ejercicio, el disfrute y el padecimiento que implica tener el poder. Y serán paradojalmente lentos y huidizos tanto para los que terminarán dentro de la administración como para los muchos que tienen la esperanza de lograr un puesto, ahora sí, en la próxima.
Mudanzas del tiempo y la historia, que al transcurrir nos dicen que la vida es sueño, y los sueños, sueños son.
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