Ayer comentábamos en este espacio sobre la falta de estatura de «hombre de Estado» de Vicente Fox, después de leer hoy a López Dóriga, nos quedamos cortos en nuestras aseveraciones, el del canal 2 califica sus sandeces como una «locuacidad» -o sea, Fox ¿o está loco o es poco serio?-: «Solo hay que recordar que en la reciente campaña presidencial se declaró abiertamente peñista, contra la candidata de su partido y el panismo mismo. Ahora plantea lo que no hizo siendo comandante supremo de las fuerzas armadas: devolver a sus cuarteles a los soldados que combaten el narcotráfico y dialogar, dice, con los criminales. Y me quiero referir solo a este punto en el que, distante de la realidad, ya en los terrenos, Fox dice que hay que dialogar con los criminales. ¿De verdad es una propuesta seria la de dialogar con los criminales que, además, es de lo que acusó al priismo? ¿Con cuál de los criminales, con todos, con unos, en dónde, quién se sentaría, qué acuerdos firmarían, quién sería el garante de su cumplimiento, cómo aceptar que se legalice a la delincuencia y se le dé trato de beligerante?». Sí, Fox es un hombre al que no se le puede tomar en serio, ¿es un loco?, ¡no hombre!, simplemente es un hombre de ocurrencias, sus ideas y propuestas no tienen una base sólida de pensamiento basado en el conocimiento, es un ocurrente, vamos. Así gobernó México, igual que Maduro, con otros estilos lo está haciendo en Venezuela, Daniel Ortega en Nicaragua, que acaba de nombrar algo así como canciller a su esposa y designó como sus asesores a sus hijos.