Retomando lo que se comenta al lado, sí, a veces nada más se trata de pura «mano izquierda». Hacer la crónica de la presentación del gran Santana hubiera sido un deleite, sobre todo cuando es uno un melómano consumado, dicho esto con toda humildad por supuesto, pero a veces como que no les cae el veinte en las oficinas de relaciones públicas y de comunicación social. Nosotros no queríamos ir a Japón, que conste, con un viajecito al Tajín nos hubiéramos conformado, ¡un vuelo de 16 horas, ni madres!, como diría aquél que cita: «no le tenemos miedo a los vuelos, sino a los aviones!