Por Ramón Durón Ruíz

Eugene Paul Wigner afirmó: “La simplicidad de las leyes naturales, se levanta por encima de las complejidades del lenguaje que usamos para su expresión”
Este campesino de Güémez, entiende que se necesita ser muy ecuánime para gozar y usar la simplicidad en el lenguaje… y en la vida.
Detrás del aparentemente humor involuntario del Filósofo, marcan el camino cuatro puntos cardinales: Ingenuidad Provinciana; Buena Fe; Sentido de Obviedad o Sentido Común y Simplicidad.
La simplicidad se mama en casa, nace de lo más profundo del alma y te lleva a reconocer, aceptar, valorar y disfrutar plenamente y sin atropellos, ni innecesarias complejidades el milagro de la vida.
Me parece que ser simple, es dajar conquitar tus sentidos corporales y los extra corporeos, por la innata sabiduría del alma, que siempre te llevará por el camino del sano aprendizaje y al encuentro con tu profundo sentido de vida. Para ser entendido cabalmente, requieres gozar de la simplicidad y para ello es necesario tener tu mente clara y el alma dispuesta a poner en práctica un simple binomio existencial: enseñar-aprender.
Las mujeres son más elegantes mientras menos complejidad tienen en la pintura de su rostro y en su vestir; los hombres son más entendidos, entre más simplicidad tienen en su saber, en su hacer y en su decir, no vestir su lenguaje con ropaje innecesario.
Simplicidad es volver al origen, y nuestro origen es simple, es sencillo, se centra en dejarte guiar por la sabiduría de la mujer que te parió y las manos Divinas que te trajeron al mundo a trabajar con amor incondicional en tu trascendencia y ser feliz.
La vida genera una natural empatía con la simplicidad, porque comunica fácilmente, no es otra cosa que el triunfo del espíritu sobre la materia.
Los niños, los abuelos, las mujeres bellas, los hombres de talento, los triunfadores, cautivan por esa simplicidad que les genera autenticidad, que les edifica confianza, que eleva su fe, que los llena de entusiamo, contruyendo su alegría; el secreto es que son simples… ¡sin restar esencia!
Hay eruiditos en los intrincados caminos del lenguaje, que para dejar testimonio de su inigualable sapiencia en el idioma en el que Miguel de Cervantes Saavedra conquistó al mundo, son excesivamente complicados, utilizando ornamentos linguísticos innecesarios.
Algunos quisieran cambiar la fraseología popular: “Habla con los pelos de la burra en la mano” por frases doctas como: “Parla con los bellos del pollino en la diestra”; “Más vale pájaro en mano, que ciento volando” Por: “Más vale plumífero volador en fosa metacarpiana, que segunda potencia de diez pululando por el espacio”.
“Al mal tiempo, buena cara” Por: “A perturbación ciclónica en el seno ambiental, rostro jocundo”; “Agua que no has de beber, déjala correr” Por: “Agua que no has de ingurgitar, permítele que discurra por su cauce”; “Cría cuervos y te sacarán los ojos” Por: “Ocúpate de la alimentación de aves córvidas y éstas te extirparán las estructuras de las fosas orbitarias que perciben los estímulos luminosos”.
“El que a buen árbol se arrima, buena sombra le cobija” Por: “Quién a ubérrima conífera se adosa, óptima umbría le entolda”; “A caballo regalado, no se le ve colmillo” Por: “A equino objeto de un obsequio, no se le aquilatan los caninos”; “La cabra tira al monte” Por: “El rumiante cérvido propende al accidente orográfico”.
“Las penas con pan son menos” Por: “Las cuitas con candel son más tolerables”; “No hay mal que por bien no venga” Por: “No existe adversidad que por la sinecura no se trueque”; Ojos que no ven, corazón que no siente” Por: “La ausencia absoluta de percepción visual torna insensible al órgano cardiaco”; “Al mal paso, darle prisa” Por: “Al andar maltrecho, implicarle premura”.
“No está el horno para bollos” Por: “No está la oquedad ardiente para manipulaciones reposteriles”; “Al ojo del amo, engorda el caballo” Por: “El globo oftálmico del poseedor, torna obeso el bruto equino”; “Camarón que se duerme, se lo lleva la corriente” Por “Crustáceo que pierde su estado de vigila, es arrastrado por las corrientes marinas”; “Dime con quién andas y te diré quién eres” Por: “Relátame con quien deambulas y te manifestaré tu idiosincrasia”1
Recientemente, un pela’o me dijo que debería cambiar algunas frases del Filósofo de Güémez, porque suenan altisonantes, le respondí ¡No!, porque alteraría el sentido popular de la fraseología del Filósofo, además de que carecería de interés y autenticidad, perdería la esencia de la simplidad misma de las frases.
De ninguna manera puedo decir “El que en esta vida no la ha hecho… ¡no la ha hecho!”
Por la frase del Filósofo: “El que se chingó… ¡SE CHINGÓ!”
1.http://www.enplenitud.com/refranes-para-gente-culta.html
filosofo2006@nullprodigy.net.mx