Libertad es el término-producto más vendible en una sociedad atada de manos por el dinero y el comercio; es la mejor materia prima para manufacturar la promesa de poder elegir entre toda la gama de productos y servicios que la sociedad del consumo, nuestra sociedad, tiene para nosotros, sus rebeldes esclavos.
La promesa de la libertad para el pueblo contrasta con la realidad del libertinaje de los gobiernos y empresas que manejan el todo. Desde ser libre para cambiarse en cualquiera de las 4 empresas de telefonía celular, hasta cual de los tres refrescos sabor cola (así como lo lee) podemos llevar a casa. México tiene libertad para elegir pero sólo lo que la asociación Gobierno-Empresarios nos quieran dar, incluida la sensación de tener acceso a decir lo que no nos gusta.
La situación entre MVS-Aristegui no es la única muestra sobre lo que no se nos está permitido recibir, porque no se nos ha autorizado tenerlo; por tanto no podemos mantenerlo en nuestro poder.
Las empresas televisivas, debemos recordarlo, no están obligadas por las leyes que nos gobiernan, a decirnos la verdad de nada, son empresas que por alguna razón recibieron un bien público, por tanto, no venderán algo que no ayude a su negocio, algo tan peligroso como La Verdad, atentará contra los bienes y ganancias, que al final, es lo que la empresa busca… no la verdad, y esa es hoy por hoy, la única verdad a la que tenemos acceso.
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