El gobierno federal, sumido como está en una profunda crisis de credibilidad, de sospechosismo y de una conducción errática -torpe- de la política que evidentemente se ha quedado muy por debajo de las expectativas que muchos se habían planteado -nos habíamos hecho- de la administración peñanietista, es muy posible y probable que no haya tenido nada que ver en el asunto del despido de Carmen Aristegui de MVS Radio, es decir, aun a riesgo de que nos tachen de ingenuos, hay que reconocer que esa posibilidad existe, que este diferendo esté restringido a una mera diferencia en las condiciones generales de trabajo dadas entre el obrero y el patrón, en donde «la obrera», Carmen Aristegui, no se ajustó a las políticas del «patrón», esto es, MVS Radio y/o Joaquín Vargas, esto, se insiste, con el afán de no perder objetividad, pero a como están las cosas en el ambiente político nacional, en donde la percepción que domina es aquella de que «piensa mal y acertarás», pues más vale de que el gobierno fije posiciones al respecto.