Es sabido que uno de los puntales de la independencia de un país es la autosuficiencia alimentaria. Mientras no se logre, seguiremos dependiendo de las importaciones y los vaivenes financieros.
Es prioritario establecer políticas de coinversión entre la iniciativa privada y el Estado, pero también es importante que nuestros productos agropecuarios sean de calidad innegable, competitivos y libres de cualquier tipo de contaminación. Algo complejo, pero necesario.
De ahí que los miembros de la Comisión de Desarrollo Agropecuario, Rural, Forestal, Pesca y Alimentación de la LXIII Legislatura de Veracruz analicen las iniciativas de Ley de Desarrollo Rural y de Ley de Sanidad Vegetal, en la que se busca incluir la “inocuidad agrícola”, para lograr mayor productividad y calidad.
En términos llanos, la inocuidad se refiere a que “no haga daño”, que sea limpio y sano.
El secretario de la Comisión Permanente de Desarrollo Agropecuario, Jorge Vera Hernández, expuso recientemente que “de acuerdo con estadísticas del Gobierno Federal, el campo mexicano aumenta el Producto Interno Bruto (PIB), lo que debe servir a los productores como aliciente para progresar, al tiempo que se establecen políticas públicas que fortalezcan los programas en beneficio del sector.”
Si de origen tenemos un buen producto, se garantiza el mercado para su adquisición. Hemos tenido problemas anteriormente en la producción de café (roya) y en los cítricos (virus de la tristeza), por mencionar un par.
Un tema socorrido por analistas y políticos ha sido la variedad de productos que genera el campo veracruzano, la riqueza de la tierra y la generosidad de su gente. Pero hace falta apoyar más y mejor, sobre todo en el proceso de comercialización. Ahí es donde se “atora el asunto”.
Ahí se hace una especie de nudo gordiano: “La comercialización es un punto realmente importante, para que los precios en el mercado permitan mayores ganancias al campesino y el intermediario no sea quien más gana”, comenta el diputado Vera Hernández.
Hay avances en el campo. Es cierto. Pero también nos falta jalar más para que las familias que dependen de la producción agropecuaria y pesquera tengan un buen nivel de vida.
Es cierto que tenemos problemas, pero en todos lados existen. Si logramos hacer de nuestro estado y de nuestras ciudades los principales nichos comerciales, estaríamos generando y compartiendo riqueza. Sobre todo si se aprueban las iniciativas referidas, para garantizar el buen estado de nuestros productos. No es que no los tengan, pero mientras más exigentes seamos, más sano comeremos.
El apoyo institucional, la capacitación de hombres y mujeres del campo, la tecnificación y buenas estrategias de comercialización serán parte del éxito que se busca. No hay que dejar para mañana lo que podemos empezar hoy.
El punto de partida es el acuerdo para buscar el bien común. Y en esa pista debemos colocarnos para poder despegar de una vez por todas. No bastan buenas leyes ni reglamentos, tampoco las intenciones. Hay que trabajar y hacer bien lo que nos corresponda.
Por hoy es todo. Le deseo un excelente día y nos leemos en la próxima entrega.