Por Ramón Durón Ruíz
Ese genial sabio de vida que es el Padre Ignacio Larrañaga como hombre de DIOS, con meridiana claridad afirmó: “Amigo mío, se vive una sola vez; el banquete de la vida no se repite ni podemos regresar a la infanciapara recomenzar la aventura.
La mayor desdicha que puede suceder es el percibir que la existencia se está escurriendo de entre las manos, sin haber saboreado la miel del vivir.
Vale la pena dedicar tus mayores esfuerzos a la tarea de las tareas, que es alejar de tus fronteras los enemigos de la vida: el sufrimiento, la tristeza… […El miedo, los temores]”
El paso de los años han enseñado al Filósofo, que diariamente dejamos de disfrutar cientos de milagros, por una situación simple, la ausencia de amor a la vida, que se expresa con el miedo-temor a vivir y también a morir.
Hay dos caminos existenciales:
1.- Tener miedo,esto te detiene, te paraliza, te conduce a minusvalorar tus dones y poderes y a vivir en un círculo vicioso, que te centra en el papel de víctima y te aleja de la felicidad.
Quien vive en el miedo, –no vive, sobrevive–minusvalora su potencial de vida, vibra en la culpa, evade ser responsable, señala culpables o se siente culpable y la culpa, te desempodera del universo y extravía el control de tu presente.
Sin saberlo, nuestros padres nos inculcaron el miedo, simplemente nos trasmitieron lo que a ellos les enseñaron: “No vayas para allá… ¡sale el cuco!”; “Pórtate bien o te lleva el policía”; “No te subas… ¡porque te caes!”; “No tomes el vaso… ¡lo vas a romper!”; “Estás muy chico… ¡Tú no puedes!”
“En la vida no hay nada que temer… sólo que comprender”. Comprender los miedos, te lleva a entender tu ser, (fíjate que digo:“LOS”miedos, no digo “TUS”miedos, ¡porque no son tuyos! son del universo… suéltalos, déjalos ir, simplemente haz poco a poco, –a tu ritmo y a tu tiempo– aquello a lo que le temes, fluirás en armonía y te empoderarás de la vida).
HOY enfrenta los miedos, trascenderás tus límites, reconocerás tu grandeza, como por arte de magia llegará la liberación interior, dejarás de pedir que la gente sea como quieres que sea, omitirás exigir perfección en los otros y también de exigirla en ti, en esta vida la perfección sólo existe en lo Divino.
2.-Entender que el ayer quedo atrás, HOY es una oportunidad para reescribir un nuevo final, de recomenzar tu vida pleno de luz, de caminar con una elevada autoestima;de limpiar tu alma de la basura emocional que genera creencias, paradigmas limitantes y temor, de mirar al miedo de frente, recuerda, cuando lo enfrentas se desvanece.
HOY llena tu vida de amor, el amorle da vida a tu vida, calor a tu alma, genera luz,“la luz desvanece la oscuridad, la oscuridad debilita al miedo” y te libera de lo socialmente perfecto. Amarte, respetarte yamar el milagro de la vida, es tener confianza –que proviene de Con Fe, Fuerza Espiritual– en que lo que viene es lo mejor.
“Ernest Hemingway,al escribir sobre los temores en la vida y cómo enfrentarlos, dice:
Temía estar solo… hasta que aprendí a quererme a mí mismo;
Temía fracasar… hasta que me di cuenta que únicamente fracaso cuando no lo intento;
Temía lo que la gente opinara de mí… hasta que me di cuenta que de todos modos opinan;
Temía me rechazaran… hasta que entendí que debía tener fe en mí mismo;
Temía al dolor… hasta que aprendí que éste es necesario para crecer;
Temía a la verdad… hasta que descubrí la fealdad de las mentiras;
Temía a la muerte… hasta que aprendí que no es el final, sino más bien el comienzo;
Temía al odio… hasta que me di cuenta que no es otra cosa más que ignorancia;
Temía al ridículo… hasta que aprendí a reírme de mí mismo;
Temía hacerme viejo… hasta que comprendí que ganaba sabiduría día a día;
Temía al pasado… hasta que comprendí que es sólo mi proyección mental y ya no puede herirme más;
Temía a la oscuridad… hasta que vi la belleza de la luz de una estrella;
Temía al cambio… hasta que vi que aún la mariposa más hermosa necesitaba pasar por una metamorfosis antes de volar.”
Por eso el Filósofo de Güémez dice: “Después de haber visto el recibo de la luz, ya no le temo a la oscuridad… ¡ahora le temo al ‘inche recibo!”
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