El sábado leía en facebook la publicación de Gerardo sobre la Coca-Cola. Era tan extensa que estoy segura muy pocos de sus amigos la leyeron, ya que actualmente preferimos ver videos, memes o caricaturas que leer artículos de interés.
La información es muy interesante, pues la especialista en medicina infantil Gloria Gilbert, famosa por su artículo “What Happens To Our Body After Drinking Coca Cola?” (Qué pasa en tu cuerpo después de haber tomado Coca-Cola) publicado en el portal True Activist resume que este refresco o pepsi sirve para todo menos para beber, incluso es nefasta para la salud.
Tal vez usted ya haya visto el video pues circula desde el 2013, o leído el artículo que menciona como las diez cucharadas de azúcar que tiene dicho refresco afectan al organismo incrementando los niveles de insulina, los cuales a su vez son transformados en grasa por el hígado, sobrealimentando el metabolismo y a su vez eliminando sustancias componentes de los huesos como calcio, magnesio, zinc y sodio.
Ahora que si independientemente de lo que provoca en nuestro organismo, agregamos que es uno de los detonantes de la obesidad, realmente tenemos un serio problema en México y en el mundo.
Según el libro “La situación Demográfica de México 2014”, elaborado por el Consejo Nacional de Población (Conapo) y la UNAM, estima que para el año 2017 el costo directo de las enfermedades relacionadas con la obesidad será aproximadamente entre 73 mil millones y 101 mil millones de pesos y el costo indirecto oscila entre 78 mil millones y 101 mil millones de pesos, casi todo el presupuesto del Sector Salud. Es por ello que se plantea la promoción y prevención de la salud en toda la política pública.
Pero ¿qué se puede hacer si hasta las instituciones de Salud tienen sobrepeso? Sí, así como lo lee usted, tal parece que en el IMSS han detectado que el 70 por ciento de sus empleados tiene sobrepeso y obesidad, razón por la que la dependencia buscará prohibir los alimentos con alto contenido calórico o “chatarra” en sus instalaciones.
Y bueno, aunque parezca increíble, hace unos días, en Puebla, un Juez Sexto de Distrito negó amparo promovido por la embotelladora del Sistema Coca-Cola y declaró constitucional la prohibición de vender alimentos y bebidas chatarra en todos los niveles educativos hasta medio superior, aunque excluyó a los de educación superior por considerar que son personas mayores de edad y no tienen un tutor. Desde luego que la embotelladora no se quedará con los brazos cruzados e impugnará la medida dado que esta decisión representaría millones de pesos en pérdidas.
Y no quisiera pensar mal, pero creo que “esos” empresarios relacionados con los alimentos chatarra son los que han influido de manera determinante en que no se tenga una Ley General de Prevención y Control del Sobrepeso y la Obesidad. Incluso, la propuesta presentada por el senador perredista Armando Ríos Piter no ha sido ni discutida desde su presentación el 4 de diciembre del 2014 y como van las cosas, todo indica que va para largo el asunto.
No sé usted, pero todo parece indicar que el Gobierno Federal se ha hecho de la vista gorda pues en la televisión sigo viendo comerciales de comida chatarra que aparecen en horarios estelares.
¿Estás en tu peso ideal? dice un sondeo de Reforma Móvil. Recuerdo mi peso y contesto con un No, al igual que el 69.8 por ciento de los 840 cibernautas que respondieron. Esto indica que el estudio del Conapo-UNAM tiene razón: se nos avecina un gran problema.
Definitivamente creo que debo empezar por la casa. “¡Ya no voy a comprar refresco!”, le digo al marido, mientras que le leo el artículo de lo que pasa cuando tomamos Coca-Cola. No sé si lo haya convencido a él, pero ya guardé dicho estudio para volvérselo a leer cada vez que se le antoje una Coca-Cola.
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