Es contradictorio exigir mejores espacios educativos y más planteles, cuando buena parte de los que tenemos aún tienen irregularidades. La apatía o desinformación, así como el eterno problema nacional (mañana lo hago) vulnera la educación de nuestra infancia y jóvenes.

Resulta que existen muchas escuelas de nivel básico y medio superior que carecen de las escrituras legales de los terrenos donde están establecidas. Una nimiedad, dirían algunos, pero esto impide acceder a programas que los gobiernos federal y estatal implementan en apoyo a la educación.

La secretaria de la Comisión Permanente de Educación y Cultura de la LXIII Legislatura del Estado, Minerva Salcedo Baca, comentó que para subsanar el problema se implementó un programa de colaboración entre la Secretaría de Educación de Veracruz y el Colegio de Notarios de la entidad, para escriturar gratuitamente todos los terrenos donde se encuentran los centros escolares.

“De lo que se trata es de brindar todas las facilidades administrativas para que las instituciones educativas que carecen de documentos legales que acrediten la propiedad de los terrenos que ocupan, obtengan las escrituras correspondientes de forma expedita.”

La educación en un asunto que nos compete a la sociedad y a los gobiernos. Y la educación pública nos debe competer más, porque es uno de las formas que tenemos para mejorar como sociedad y país.

Celebro que en este problema añejo, por fin se apliquen medidas para corregirlo y subsanar las anomalías. Pero, como comentó la Legisladora, deben ser los propios directivos –y agrego yo, los padres y madres– quienes respondan a la invitación y acudan a escriturar los terrenos escolares.

Como sabemos, muchos planteles se erigen en predios que les fueron donados por ejidatarios, particulares o los gobiernos. Digamos que ese fue el primer paso, pero es necesario otorgarles certeza jurídica, sobre todo porque es un bien social para nuestra infancia y juventud.

Si bien es cierto que proporcionar los servicios educativos es una obligación del Estado, también debemos apoyar y trabajar en forma conjunta con el magisterio y sus directivos para mejorar nuestros planteles. Digo, ¿qué caso tiene entonces las sociedades en las que participamos en cada escuela?

En serio, hay que asumir responsabilidades y no justificar nuestras carencias. Son las madres y padres quienes deben ser los primeros en preocuparse y ocuparse por la educación de nuestras niñas, niños y jóvenes.

Parece que estamos más preocupados por situaciones que pasan lejos de nuestro entorno y olvidamos lo inmediato. Desconozco si se ha presentado algún caso de reclamo de un terreno donde se asiente una escuela, pero mientras no esté regularizada y legalmente establecida, siempre es un riesgo. Claro, cuando se presente el caso vendrán las protestas y las manifestaciones, pero debemos prevenir y no dejar pasar el tiempo, porque ignoramos qué nos depara el futuro.

Conozco a muchos mentores comprometidos con su plantel escolar y la comunidad. Lo mismo que padres y madres, quienes trabajan y mejoran la escuela donde sus hijos pasan diez meses del año. Pero también sé de personas que nunca “tienen tiempo” para atender las necesidades escolares y emocionales de su descendencia.

Ojalá y todos los centros escolares se regularicen. No cuesta ni un peso, sólo hace falta voluntad.

Por hoy es todo. Le deseo un excelente inicio de semana y nos leemos en la próxima entrega.