Después del «detallito» de Korenfeld del pasado 29 de marzo, que nada más se dio el lujo de utilizar un helicóptero de Conagu para evitarse las molestias del intenso tránsito del D.F., para llevar a su familia, como en un taxi aéreo -cual jeque- al aeropuerto internacionnal «Benito Juárez» porque iban a viajar a Vail, Colorado, a esquiar, ya sabe usted, aprovechando el periodo vacacional, y ahora los que ofrecen un espectáculo aéreo similar son los del PRD. Resulta que ayer los habitantes de Zitácuaro, Michoacán, vieron, disfrutaron del espectáculo aéreo, inusitado, de los helicópteros en los que arribaron a ese lugar los perredistas que acudieron a apoyar el arranque de campaña de Silvano Aureoles. El primero en llegar fue el del que bajó el morelense Graco Ramírez, después el de Rogelio Ortega, el de Guerrero -¡qué bueno que en su juventud fue guerrillero y comunista!-, este hombre que cada vez que habla asombra por todas las barbaridades que declara y, para no quedarse atrás, ¡qué xingao, los helicópteros los pagan con dinero público!-, Juan Gómez, presidente del PRD en Michoacán se dio el lujo de llegar vía aérea, faltaba más, abordo de otro «mosquito aéreo». Pero ahí no paró la cosa, un diputado llamado Antonio García y el hidalguense José Guadarrama, también llegaron como «caídos del cielo», para, finalmente, el presidente nacional del partido de la izquierda, Carlos Navarrete, lo hiciera de la misma manera, en helicóptero, ¡que xingaos, insistimos, lo pagan con el dinero del pueblo!. Después de este maravilloso espectáculo de poderosas aeronaves surcando los cielos de Zitácuaro, ya muchos habitantes perredistas de la comarca no llegaron al mitín de Aureoles, prefirieron quedarse a ver cómo vuelan esos modernos aparatos. Este caso nos recordó cuando antaño, en las épocas de Miguel Alemán, el que era secretario de Desarrollo Urbano en aquellos tiempos, para más señas de la comunidad de Juanita, después de una gira de trabajo, con todo y helicóptero oficial se fue a la comida de un prominente compañero de lides partidistas, ¡qué xingao! ¡qué irresponsabilidad y falta de conmiseración con el dinero público!, como dice Joaquín, el poder los hace iguales.