Y el Presidente la echó a un lado, desperdició una oportunidad de oro de meter gol, Quique, ¡por favor, no había que esperar a que renunciará Korenfeld, con perdón, pero había que echarlo, con todo el deshonor que eso implicaba!, porque don David pudo haber tenido una foja de servicios intachable, pero se equivocó una vez y ese solo hecho debió haber bastado para su defenestración pública, se debió haber considerado que el gobierno federal hace ya más de 6 meses que viene nadando como los salmones, es decir, a contra corriente, es mucho el desgaste, vamos, había que dar un golpe de autoridad sobre la mesa.