¡Oiga! Con el debido respeto que dos plumas connotadas del periodismo veracruzano como son las de Jaime Ríos Otero y Armando Ortiz, pero esta ocasión disiento de la opinión que expresan sobre la gestión actual del Instituto Veracruzano de la Cultural, ya que observo que hay poca objetividad en sus apreciaciones; amén que carece de fundamento el rumor de la “desaparición” del IVEC, máxime cuando la Asamblea Legislativa del Distrito Federal recién aprobó la Ley de Derechos Cultural, lo cual dejaría muy “mal parados” a los legisladores veracruzanos la aprobación de la iniciativa que derogue la Ley número 821 para el Desarrollo Cultural del Estado de Veracruz de Ignacio de la Llave, así como la Ley número 61 que crea el Instituto Veracruzano de la Cultura. También me parece poco profesional decir que desde la dirección del Instituto se esté “trabajando en asegurarle al Gobierno del Estado la herencia del maestro Sergio Pitol”. Esta idea hace suponer que las instancias legales, negarán cualquier derecho que le asista a los familiares, por grado de parentesco con el escritor, de reclamar la herencia; o que en caso de que por testamento se establezca el destino de los bienes patrimoniales a una tercera persona, sus parientes no les asistirá el derecho de impugnar el documento.
Mire usted, abnegad@ y condescendientemente lector(a) de esta columna semanal, no está en mi ánimo hacerle de abogado del diablo o adalid de encumbrados, pero me parece que no abona, ni a la democratización cultural ni mucho menos a la democracia de la cultura emitir opiniones “a nivel de versión” o “mero chisme” sin contar con elementos que desencadenen una reflexión más profunda sobre el estado que guarde la administración del arte y la cultura de Veracruz y/o en su caso exigir la remoción del funcionario que esté haciendo uso indebido de sus atribuciones o de plano no haga nada.
La situación que denuncia la jefa de la Oficina de Administración de Personal, Susana Martínez Anaya, de comprobarse que fue objeto de acoso laboral, también llamado “mobbing” o trato hostil/vejatorio por parte de la jefa de Recursos Humanos, Elsa Hernández Méndez, debe ser sancionada, tanto por las instancias judiciales como por la opinión pública. Pero de eso a que se especule que “ese organismo sea finalmente desaparecido” o que se quiera abusar de la situación de vulnerabilidad de la “gloria de las letras mexicanas”, considero que es muy tendenciosa la opinión.
Ahora que si de sindicalizados y sindicalismo se trata, permítanme traer al presente un asunto que desde hace meses expuse por este medio: la apropiación de una plaza por parte del primo incómodo de don Javier Duarte de Ochoa. Asunto que no fue tomado en cuenta por los compañeros que se han erigido ahora como defensores de los derechos laborales de los empleados del IVEC. En la última sesión de consejo presidida por Alejandro Mariano Pérez (2012-2013) se propuso la asignación de plaza a Jorge Duarte Bouchez. De ese tiempo a la fecha el subdirector de Arte y Patrimonio tiene nombramiento definitivo.
Nuevamente le ofrezco mis disculpas por estas discrepancias, pero repito, si no aportamos elementos para que l@s lector@s normen su propia opinión, si no los involucramos en el diseño de las políticas culturales (democratización de la cultura), si no los movemos para que defiendan su derecho al acceso, disfrute, creación, formación y comercialización de bienes y servicios culturales (democracia cultural), creo que nuestras opiniones/comentarios son contribuyen en nada al desarrollo de las sensibilidades y la formación del gusto.
Cometario Breve
En el informe 2015 del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE) se lee que hasta antes del 2014 la contratación de docentes en el país se hacía mediante la asignación de plaza por recomendación del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE). En ese mismo informe se observa que en el estado de Veracruz en ese año se incrementó el ingreso al Sistema Educativo.
Destino o coincidencia, lo cierto que hoy la mayoría de escuelas de educación básica, principalmente las secundarias, cuentan con personal muy joven, así como que todos o casi todos, tienen un vínculo cercano con algún líder sindical.