Esta semana estrenamos Ley de Tránsito y Seguridad Vial, que fue publicada el pasado lunes 13. Con esta nueva norma se pretende subsanar las deficiencias que tenemos y propiciar una nueva cultura de respeto y cohabitación entre automovilistas y peatones.

Además de impulsar el uso de transporte alternativo y terminar con el caos que generan quienes ocupan las banquetas como estacionamiento.

El autor de la nueva ley y presidente de la Comisión Permanente de Transporte, Tránsito y Vialidad del Congreso Local, Adolfo Jesús Ramírez Arana, mostró confianza el éxito de este ordenamiento, por el beneficio para amplios sectores de la sociedad.

“Se acabarán los autos maceta y los talleres y puestos improvisados, que además ponen en peligro a la gente por el uso de sustancias tóxicas o la acumulación de objetos y basura”.

Sobre todo, se termina con los abusos de operarios de grúas y dueños de corralones. Es decir: se pone orden al caos que estas personas habían provocado bajos supuestos legales.

Desde luego, como lo he comentado en anteriores ocasiones, las buenas leyes por sí solas no resuelven los problemas. Nos corresponde a los ciudadanos ser más tolerantes y aprender a respetar a nuestros semejantes.

Algo singular y destacable de la nueva Ley de Tránsito es que, “con base en protocolos internacionales, se privilegia a quienes por su condición de discapacidad o embarazo, en el caso de las mujeres, merecen atención especial. Se les otorga desde placas e identificación para sus vehículos, hasta lugares en estacionamientos públicos, accesos, banquetas o cruces, además del trato preferencial de la Policía Vial”.

Y aquí nos hace corresponsables, porque más de uno ha sido testigo de la falta de respeto que ciertas personas tienen al utilizar los espacios reservados para quienes lo necesitan. Tanto en estacionamientos de los centros comerciales como en la vía pública.

Habría de esperar que las personas que obstruyen con sus vehículos las rampas en las banquetas sean sancionadas. Tal pareciera que ellas jamás utilizarán bastón, muletas o silla de ruedas, o que siempre tendrán un vehículo que los lleve hasta la intimidad de su recámara.

También se terminará con el “aparto de calle” que negocios, particulares y hasta dependencias públicas realizan sin pudor alguno. Como sociedad tenemos el derecho de exigir respeto, pero también estamos obligados a respetar y cumplir nuestras obligaciones.

En pocas palabras, quién no quiera recibir una infracción, que respete las normas. Nada de: “cinco minutos y me muevo”, “voy aquí, rapidito al cajero y me voy”. “Nada más pago la luz y quito el carro”. ¿Ha visto Usted los anuncios que tienen algunas entradas de casas particulares? Esos de “se ponchan llantas gratis”, o uno muy simpático que dice: “Si crees que mi entrada es estacionamiento, favor de dejar las llaves de tu auto”.

Dejemos que transcurra el tiempo para evaluar cómo nos va con el ordenamiento que estrenamos. Depende de quienes vivimos aquí, en esta ciudad, en este estado. Nadie hará las cosas por nosotras, pero sí podemos ayudar a que las cosas salgan bien y hasta mejor de lo esperado. ¿No cree?

Por hoy es todo. Le deseo un excelente fin de semana y nos leemos en la próxima entrega.