Ramón Durón Ruiz

El bien querido José “Pepe” Mujica afirma: “El poder no cambia a las personas… sólo revela quienes verdaderamente son” Pasadas las elecciones del próximo 7 de junio, los mexicanos conoceremos a los candidatos como realmente son, sin el oropel imaginario que brinda el maquillaje del spot, sin la parafernalia partidista.
En éstas elecciones habremos de votar para elegir 300 Diputados Federales de mayoría relativa y 200 de representación proporcional, además 9 gubernaturas en Baja California Sur, Campeche, Colima, Guerrero, Michoacán, Nuevo León, Querétaro, San Luis Potosí, y Sonora.
También elegiremos Jefes Delegacionales y Ayuntamientos en: el Distrito Federal, Baja California Sur, Campeche, Colima, Guanajuato, Guerrero, Jalisco, Estado de México, Michoacán, Morelos, Nuevo León, Querétaro, San Luis Potosí, Sonora, Tabasco, Yucatán y Chiapas.
HOY los ciudadanos, –a pesar de las reformas estructurales– vivimos en el desencanto, el desconcierto y la desilusión política, nos sentimos agraviados por nuestra partidocracia nacional, que ha omitido encauzar el trabajo político-electoral, dentro de los márgenes de la racionalidad política, en donde se subordine las diferencias partidistas, a los intereses superiores de la nación:
1.- Nuestra democracia vive en una paradoja que perturba, navega en el seno de una profunda contradicción, tenemos partidos con mucho poder político-económico, pero con escasa representatividad social, los ciudadanos no lo sentimos como parte de nuestro andamiaje.
2.- Por la ausencia de resultados tangibles en el combate a la pobreza extrema, la generación de empleos y el combate eficiente a la inseguridad, haciendo que en algunas regiones del país la gobernabilidad “viva al filo de la navaja”
3.- Por una dictadura del spot que nos trae en la radio y la TV como “cucarachas fumigadas”, ya no sentimos lo duro… sino lo tupido.
4.- Porque no han entendido que el conflicto no entusiasma al ciudadano, para invitarlo a las urnas y enfrentar el marcado abstencionismo, tienen agravios unos contra otros, mientras los ciudadanos estamos ávidos de conocer sus propuestas, que instrumenten soluciones que eficienten nuestra transición democrática.
5.- Pareciese que nuestra partidocracia nacional, intencionalmente carece de una visión de gran calado, en la que han omitido trabajar en una metamorfosis de naturaleza democrática que consolide las instituciones nacionales y afiance nuestra democracia –para que respondan eficientemente a los reclamos sociales– regularizando el proceso de diálogo, que como en Sud África y España, se trabaje en un nuevo proyecto de nación, a través de un Gran Acuerdo para la Reconciliación Nacional.
6.- Porque han omitido la construcción de un nuevo sistema político, que en la rica pluralidad que se vive, edifique instituciones solidas y funcionales, que trabaje en un reto no resuelto: la trasparencia y la rendición de cuentas y se de a los ciudadanos buenos resultados.
7.- Porque parece que aplican la frase “Lo que pasa en las Vegas… se queda en las Vegas” y se dedican a contar lo malo, magnificando los errores de cada uno, en vez de contar lo bueno, haciendo de nuestra democracia una tragicomedia, que no se, si nos trae bien “desmedrados… o desmadrados”
Lo anterior me recuerda la anécdota aquella en la que: “Había un general zapatista llamado Zeferino Ortega, a quién apodaban ‘El Mole’. En alguna ocasión, acudió acompañado de su asistente un tal Febronio, a una junta con el General Eufemio Zapata y el Licenciado Antonio Díaz Soto y Gama.
Eufemio se notaba pálido y extenuado, pues llegaba de abatir a los federales por el rumbo de Tuxtla, en Guerrero. Soto y Gama, pulido en su hablar, le comentó: –– EUFEMIO, LO VEO SUMAMENTE DESMEDRADO.
Eufemio Zapata no entendió por supuesto los términos y pidió al Licenciado que se lo aclarase.
–– Sumamente desmedrado, quiere decir muy débil y desmejorado.
A ‘El Mole’ le pareció bonito y elegante el vocablo. Y ya rumbo a Acamilpa, le dijo a Febronio:
–– Desmedrado…desmedrado… ¡que chula y fina palabra! A ver si te la metes en la cabezota, vale, pa’ que aprendas a palabriar como la gente de razón…
Una semana más tarde, Zeferino Ortega envió a Febronio a cumplir un encargo, de Juitepec a Cuernavaca.
A su regreso, dos días más tarde, el asistente encontró a ‘El Mole’ muy quebrantado, en salvaje alboroto el enorme greñero, lleno de polvo y fatiga. Acordándose del término oído a Soto y Gama, Febronio exclamó:
–– Ay, carajo Zeferino… ¡TE VES TODO ‘DESMADRADO’!
–– Y como no iba a estarlo ‘endejo… si los federales nos la acaban de partir toditita delante de Yautepec.”1
1http://crisolplural.com/2010/11/21/anecdotas-de-pancho-villa.

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