En los últimos días he tenido acceso al resultado de grupos de enfoque y encuestas encargadas por partidos y candidatos en distintas regiones del país. Estos abordes a la percepción ciudadana revelan que la imagen del presidente de la República en la elección federal y en las 17 estatales no beneficia y sí perjudica a los candidatos de su partido.
Los grupos de enfoque registran que a nivel estatal hay un evidente malestar ciudadano con el presidente y su gobierno por los casos de la Casa Blanca, Ixtapan de la Sal y Malinalco. La percepción de que el gobierno y sus integrantes son corruptos está muy presente. Se expresa indignación por la cobertura de la revista Hola de la gira presidencial a la Gran Bretaña, los vestidos de marca de las hijas de la esposa del presidente y lo que se considera un estilo de vida frívolo y dispendioso de la familia presidencial.
En estos mismos grupos de enfoque, la gente habla de que en este gobierno se censura a los medios de comunicación y que hay intentos de restauración del antiguo régimen, el anterior a la alternancia, en la presidencia de la República. En esas encuestas el presidente ronda en 40% de aprobación y en todos los casos está por debajo de la calificación que obtienen los gobernadores.
A pesar de esta percepción negativa de las encuestas a las que he tenido acceso, ninguna se ha publicado; dicen que el PRI gana la próxima elección federal, seguido del PAN y el PRD. El PRI, a pesar de todo, conserva un voto duro, que le es muy fiel, que ronda en 30 por ciento. Los partidos de la oposición están abajo de esos números y quien más se acerca es el PAN que obtiene 20 por ciento.
Los participantes de los grupos de enfoque dan más importancia a eventos de carácter nacional, como los ya referidos, ahora habría que añadir la casa del secretario de Gobernación, que a los que ocurren en sus estados. En todos los casos la valoración negativa de los eventos que se pueden calificar como nacionales rebasa de manera significativa a los locales.
La imagen del presidente y su gobierno dañan la imagen del PRI y restan votos a sus candidatos, pero el voto duro le sigue siendo fiel y permanece blindado a las críticas de la sociedad. Si se quita al PVEM, que ronda en 7% de la intención de voto y es un pegote del PRI, la oposición representa 64% del voto, pero actúa de manera fraccionada, lo que favorece claramente al PRI.
Todo indica que en esta elección federal, las de los estados hay que verla una por una; el PRI será el partido que más diputados tenga en el Congreso, pero no logra la mayoría absoluta. De acuerdo a las encuestas es muy posible que el PRI obtenga 210 diputados entre uninominales y plurinominales. A esos hay que sumar los 25 que pueda tener su aliado incondicional, el PVEM, para llegar a los 235 o 240.