Perder un hijo es el dolor más grande que puede tener un ser humamo.
Aunque Isabel Miranda de Wallace con nombre de nacimiento María Isabel Miranda Torres y otro de sus nombres es Isabel Miranda Romero, no sale bien librada en los registros de Wikipedia quien la presenta como una ama de casa convertida en activista social, tras el supuesto secuestro y homicidio de su hijo Hugo Alberto Wallace en julio de 2005, es absolutamente incuestionable que perder un hijo es el dolor más grande que puede tener un ser humano.
Wikipedia y sus detractores acusan a Isabel de que simuló ella misma la búsqueda de su hijo y fabricó culpables como victimarios, exigiendo a la vez justicia; por lo que obtuvo notoriedad social y política. Con esa parafernalia- dicen-, creó la asociación civil «Alto al Secuestro» con apoyo del gobierno mexicano, y se le otorgó el Premio Nacional de Derechos Humanos 2010 de manos del entonces presidente de México, Felipe Calderón Hinojosa, asimismo fue candidata del Partido Acción Nacional a la jefatura de Gobierno del Distrito Federal en el 2012 y perdió la elección.
Respecto a su fallida experiencia política Isabel Miranda de Wallace confiesa que meterse a la política como una forma de posicionarse para lograr mejores resultados de su activismo, fue un error muy grande. “fui muy ilusa, pensé que la política funcionaba de otra manera, pero jamás lo volvería a hacer, no sabía que para ser candidata se requería mucho dinero y muchos apoyos, y yo no los tuve”.
En su trayectoria le achacan que durante los primeros 5 años tras fabricar denuncias e investigaciones, Miranda fue cobrando notoriedad mediática por sus declaraciones frecuentes en prensa y por utilizar espectaculares de su empresa Show Case Publicidad, S.A de C.V. para exhibir a los falsos culpables. En ese contexto, fue acusada de participar directamente en las detenciones de los inculpados con la colaboración de agentes ministeriales de la Subsecretaría de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada (SIEDO) de la Procuraduría General de la República, quienes posteriormente fueron denunciados por torturas.
Sufriendo en carne viva la atrocidad de la duda, Isabel, ha enfrentado varias demandas ante la Procuraduría General de la República por falsificación de documentos, perjurio, corrupción de agentes ministeriales e intento de homicidio, interpuestas por los familiares de los falsos culpables, después de que Los Ángeles Press en Estados Unidos y la revista Proceso en México revelaran rastros de vida en 2010 de Hugo Alberto Wallace, junto con la fabricación de delitos para simulación del secuestro.
A pesar de todos los pesares, Isabel, no desmerece en presencia y notoriedad. E l presidente de la República Enrique Peña Nieto le contesta sus llamadas, trae guardaespaldas institucionales noche y día y es invitada especial en muchos eventos políticos y sociales por ser hoy en día una tenaz activista contra el secuestro que consiguió encontrar a quienes asesinaron a su hijo y esa es su verdad. Además como presidenta de la fundación Alto al Secuestro, es impulsora de la ley antisecuestro y ha colaborado con las reformas a ley de lavado de dinero, de amparo, la implementación de los juicios orales y es integrante principal del Observatorio Nacional Ciudadano.
Ella siempre evoca lo familiar, lo doméstico como regla existencial: “Mi papá me decía que aprendiera que todos los hombres son infieles. Me casé a los 16 años, pues así se acostumbraba en mi época ya que las mujeres a los 20 años nos sentíamos quedadas. Fui una madre joven, tuve a mi primer hijo, Hugo Alberto, a los 18 años, me dio tiempo de disfrutarlo desde muy chica.
Isabel, de 63 años, guapa, menudita, de aspecto dulce, y firme carácter, señala que salió a la luz pública por el simple hecho de hacer algo y no quedarse sin resolver, sin hacer nada. México ,dice, -mientras toma un vaso de agua en la comida del Club Primera Plana – ya no quiere ciudadanos de brazos caídos, hay que luchar por este país. Yo salí a luz pública y eso implica sacar a relucir mi intimidad y lo primero que le quieren quitar a uno es su calidad moral. Lamenta que se quiera destrozar la reputación de una persona sin tener pruebas, pero lo que importa es que siempre quedan sin mancha los principios morales y universales.
Asegura: ”Yo voy a regresar a mi casa y a mi intimidad e l día en que México sea un país seguro. Soy una mujer muy querida por mi esposo y mi familia, no ando buscando que me quieran ni que me reconozcan afuera, y de paso aclara: sigo felizmente casada con mi marido, con el padre de mis hijos.
Con esa dignidad de reina madre, que solo se adquiere con e l dolor de la pérdida irreparable y desgarradora de un hijo, Isabel narra serenamente que después del secuestro y la muerte de su hijo Hugo Alberto, su mente no alcanzaba a comprender cómo de un día a otro podía desaparecer el ser que amaba, no entendía cómo poder respirar y seguir viva cada día, sin que su hijo estuviera a su lado. Sin embargo, a pesar del dolor, a ella lo que siempre la ha impulsado es el infinito y profundo amor por Hugo, porque “a los que nos toca vivir la pérdida de un hijo, a los que nos toca vivir el secuestro de un hijo, es un dolor tan grande que nunca lo puedes superar”.
Reflexiona sobre e l secuestro y la desaparición forzada (que se comete por una autoridad): Cada día me duele más su ausencia y me da rabia saber que fue por dinero e l motivo por el que se lo llevaron. Quien secuestra, es gente perversa que no tiene conciencia de los valores más importante de ser humano que son la vida y la libertad, sin embargo, resultan ser los más cobardes, cuando a ellos les toca sufrir la pérdida de un ser querido. Por ejemplo, el líder de los secuestrados de mi hijo, César Freyre, cuando perdió a su hermana curiosamente se derrumbó, incluso tuvo un quiebre emocional en el que pidió perdón, pidió hablar conmigo y me confesó todo.
Y concluye: Yo sigo adelante, porque México necesita recuperar su sentido de identidad con la premisa de que nos debemos a una familia y que pertenecemos a un país. La razón de mi vida es buscar porque ya no haya más secuestros, es el México por el que debemos luchar.
México D.F.Abril de 2015