Hay un dato en el que nadie ha reparado en el choque de trenes en la estación del Metro-Oceanía; el conductor de la unidad que se impactó, saltó antes de que ésta colisionara. Aunque esto podría parecer un simple acto reflejo, también podría significar que estaba consciente de que la velocidad a la que iba no eran los 35 kilómetros por hora obligatorios. Lo comentan en «Rozones» de «La Razón».