Podría empezar diciendo: “Yo confieso que he pecado mucho de pensamiento, palabra, obra y omisión”, pero mejor les confieso que el autor, de al menos esta colaboración, no es un clon y mucho menos un doble. Quizás, sí, más cercano al extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde. Por mí que me investiguen. Ya luego volveremos al papel de los dobles, que se da casi en todas partes.
Por lo pronto, les comento que Joseph Fouché (el genio tenebroso, según Stefan Zweig), afirmó que todo hombre tiene su precio, lo que hace falta es saber cuál es. Asunto que me obliga a pensar en la dichosa (para algunos) corrupción de nuestros días.
Ya lo dijo el presidente del PEN Club Internacional, John Ralston Saul, que si “si no se avanza contra la corrupción, nada cambiará. Si no se realiza una clara demostración pública de que se va a atacar la corrupción, la nefasta trinidad de corrupción, violencia e impunidad no desaparecerá”. Ello supone “presentar cargos contra altos funcionarios, y no sólo contra uno, sino contra una masa crítica, ya sean policías, militares, burócratas o políticos. Y encarcelarlos. Una vez que la gente empiece a darse cuenta que por ser corruptos van a acabar en la cárcel, la atmósfera empieza a cambiar”. Ahí nada, pescadito. Y eso los mexicanos lo sabemos muy bien, pero, carajos, por dónde iniciar: de arriba abajo o de abajo arriba, “quiero morir en tu piel, quiero beberme tu vida, quiero llenarte de amor, de arriba abajo, de abajo arriba…” Ah, perdón, eso es una canción.
Y la corrupción es de todos los días y en todas partes. Recuerdo que el hijo de un famoso político le pregunta a su padre el significado de la expresión «ética política». El padre lo escucha y le dice: “Bueno, para que sea más simple de entender, te lo voy a explicar con un ejemplo. Imagínate que estás en el Congreso y viene un representante de una multinacional y te ofrece 100.000 dólares por un contrato de «privatización». Ahí surge la “ética política”… El gran dilema… el desafío a tu dignidad y que tendrás que resolver en lo más profundo de tu alma: Agarras la plata y te callas la boca o averiguas antes cuánto le ofreció a los otros”. Así de fácil, ¿no?

Los días y los temas

Este jueves 21 de mayo –vuelta la mula al trigo-, les invito a la presentación de mi libro Nada, yo soy Adán. Colmos e Ironías, a las 18:00 horas, en auditorio Sebastián Lerdo de Tejada del Palacio Legislativo.
Por cierto, mi oración de vida por mi estimado Neftalí Urbina Díaz. Dios lo bendiga a él y su familia en estos momentos de trance de salud. Un abrazo. Y le agradezco el comentario en su columna “Como veo…doy”, el cual espero lean y del cual les comparto algunas líneas: “Arturo Rodríguez presentará su libro “Nada, yo soy Adán” colmos e ironías, donde demuestra que no sólo es un periodista bien informado, sino un consumado autor de prosa literaria en la que, al igual que en su columna, desborda ironía, risas, llantos, logrando llevar al lector, de la mano, a través de las diversas historias que contiene su primera publicación editada por “Ediciones de mi bolsillo”.
Por lo pronto ahí se ven.