«La gran ventaja, así sea efímera y poco edificante, con que cuentan los políticos mexicanos, respecto a los de Brasil y Chile, es que México es un país infinitamente menos democrático que aquellos. Si los políticos mexicanos comprendieran bien este factor, y sobre todo, el hecho de que, por más que lo quisieran, esto no es infinito o inamovible, podrían convertirlo en un instrumento transformador. Mientras que las sociedades brasileña y chilena han acorralado, cada una a su manera, a sus respectivos gobiernos, forzándolos a responder, en México nada ha pasado. Su oportunidad reside en anticiparse a esta demanda». Lo comenta Luis Rubio en «Reforma».