Jaime Rodríguez Calderón, El Bronco, candidato independiente a la gubernatura de Nuevo León, sigue creciendo en la intención del voto. En la última encuesta, tiene 31%; la priísta Ivonne Álvarez, 26%, y el panista Felipe de Jesús Cantú, 20 por ciento. El sondeo no registra los votos que le puede dar la declinación, a su favor, de Fernando Elizondo Barragán, del MC, quien tenía 4 por ciento.
A 11 días de la elección, los datos dicen que El Bronco tiene ventaja en un escenario competido. Ante esta realidad, algunos panistas demandan que su candidato -los números dicen ya no puede ganar- decline también a favor de Rodríguez Calderón, para así garantizar que el PRI no vuelva a obtener la gubernatura. El candidato del PAN ya dijo que seguirá en la contienda.
En Nuevo León, ante los números que arrojan las encuestas, se hace presente la lógica del voto útil. Es muy posible que el día de la elección, simpatizantes panistas se decidan a votar por Rodríguez Calderón. La última reforma electoral estableció las normas, para que por primera vez se pudieran presentar candidatos independientes a las elecciones. Hay quienes piensan que es imposible constituir gobierno con base en los partidos. No estoy de acuerdo.
¿Qué puede pasar si un estado es gobernado por un candidato sin partido? En principio, se debe aceptar que es una experiencia inédita y lo que se pueda argumentar a favor o en contra es especulación. En ese horizonte, pienso que el gobierno de un independiente tiene muchas y buenas posibilidades para hacer una gestión distinta y exitosa a la que ahora hacen los partidos.
En el acuerdo firmado entre El Bronco y Elizondo Barragán, que ya en una ocasión fue gobernador interino por el PAN, se anotan elementos de lo que sería un gobierno que la ciudadanía otorga a un candidato sin partido. Las nuevas autoridades están obligadas, no tienen otra, a establecer, de entrada, una alianza con la ciudadanía en general. Los partidos, cuando ganan, lo hacen con sus militantes.
El gobernador está en condiciones de incorporar a su gobierno a las mejores ciudadanas y ciudadanos en razón sólo de su capacidad y antecedentes. Los partidos siempre ponen a los suyos, estén o no calificados para desempeñar el cargo. El nuevo gobierno puede crear órganos ciudadanos autónomos que hagan una vigilancia efectiva de la acción del gobierno y sus integrantes.
Un estado gobernado por un independiente debe convertirse en un laboratorio, siempre regulado y con responsabilidad, de ideas y prácticas innovadoras que resulta muy difícil que surjan de los partidos tradicionales, también de los nuevos, que se conducen, las más de las veces, por la inercia institucional. Si El Bronco gana y su ejemplo se propaga, estamos ante un cambio dramático que afectaría de manera positiva al conjunto del sistema político.