Algo se está quebrando en todas partes
José Emilio Pacheco.

Cuando las instituciones comienzan a perder legitimidad y funcionalidad, se estructura una planicie que es campo propicio para que el populismo florezca; si a lo anterior le agregamos que esto germina en un ambiente donde el poder de compra de la sociedad se ha visto reducido -no solo en términos nominales sino también reales-, inyectamos caótico panorama.
Hoy observamos que en ciertas partes de la república los candidatos independientes se están posicionando como una opción dentro del abanico que ofrecen los cuerpos intermedios nacionales.
Quizás si estas condiciones hubiesen estado presentes en las elecciones de 2006, López Obrador aun hubiese contado con mayor arrastre, pues en la actualidad el espacio para el populismo es fértil, lo cual debe poner alerta a todos aquellos que creemos en la funcionalidad de las ideas y la necesidad de instituciones con ejercicio público integral.
Más cuando se cree que la izquierda tiene el monopolio de la sensibilidad social y derechos humanos; sin embargo esta apoteosis autonombrada por los que se dicen de izquierda ha dado muestra que es el sustento de la incongruencia latente de su vida.
Hoy se vuelve a evocar al nacionalismo pero la historia nos ha enseñado que esa es la forma más perniciosa del populismo. Se basa en un acto de fe y constituye una religión que no quiere decir su nombre.
En efecto a lo anterior en México se hallan ciertas perplejidades conceptuales que sin duda, prenden los focos, pues la nebulosa exhibe un espacio para el que se autodenomina redentor (Kyrios) sea “capaz” dentro de su persona de solucionar los problemas que se presentan.
Para ejemplificar esto, encontramos a Jaime Rodríguez Calderón, mejor conocido como “El Bronco”, quien expresa valorativos como: “Siempre hago lo que nadie ha hecho porque veo lo que nadie ha visto. Tengo visión y mi visión me conduce. Yo quiero transformar el estado y lo voy a hacer”.
Lo anterior no es sístole que mueva las ideas en función de opciones incluyentes de un proyecto de gobierno, sino que es galeón que navega con fluidez dentro del mar de excesos de nuestra clase política que ha hecho del cochinero de ataques un espacio para precarias opciones como “El Bronco”.
Pensemos que ese efecto puede fungir como plataforma para el populismo, mismo que se puede ir ampliando de manera gradual, mermando los incautos instrumentos de la democracia mexicana; ello es un riesgo latente.
Recordando:
• Algunos argumentan que la plataforma “Podemos” tuvo infiltración de recursos de los partidos de izquierda de América Latina; peligroso.