En una entrevista con Sabina Berman, el escritor y cineasta Alejandro Jodorowsky comentó que hay que ser lo que uno es y reconocer lo que uno no es, lo cual me llevó, sin duda, a la reflexión y, desde luego, a la humildad. Pero en este mundo tan caótico –¡hay que repetirlo una y otra vez, a ver si así encontramos el camino adecuado!-, ¿quién reflexiona y quién es humilde? Escasean esas personas. Nos hemos dedicado a la destrucción y sálvese quien pueda. Pero no me voy a poner tan drástico y mucho menos les escribiré sobre la desdichada situación mundial y la podredumbre del sistema económico, político, social y etcétera mexicano. Ya pa’ la próxima.
Déjenme sólo compartirles algunos versos –que osaré fragmentar y prosificar- de Jaime Sabines, sólo para recordar que estamos vivos: “Me encanta Dios. Es un viejo magnífico que no se toma en serio. A él le gusta jugar y juega, y a veces se le pasa la mano y nos rompe una pierna o nos aplasta definitivamente. Pero esto sucede porque es un poco cegatón y bastante torpe con las manos. (…) Ahora los científicos salen con su teoría del Big Bang… Pero ¿qué importa si el universo se expande interminablemente o se contrae? Esto es asunto sólo para agencias de viajes. A mí me encanta Dios. Ha puesto orden en las galaxias y distribuye bien el tránsito en el camino de las hormigas. Y es tan juguetón y travieso que el otro día descubrí que ha hecho -frente al ataque de los antibióticos- ¡bacterias mutantes! (… ) Dicen que a veces se enfurece y hace terremotos, y manda tormentas, caudales de fuego, vientos desatados, aguas alevosas, castigos y desastres. Pero esto es mentira. Es la tierra que cambia -y se agita y crece- cuando Dios se aleja. Dios siempre está de buen humor. Por eso es el preferido de mis padres, el escogido de mis hijos, el más cercano de mis hermanos, la mujer más amada, el perrito y la pulga, la piedra más antigua, el pétalo más tierno, el aroma más dulce, la noche insondable, el borboteo de luz, el manantial que soy. A mí me gusta, a mí me encanta Dios. Que Dios bendiga a Dios”. Ahí nomás.
Los días y los temas
“Muy agradecido, muy agradecido…”, decía don Pedro Vargas. Y para no dejar fuera a ningún amigo, compañero, conocido y demás, el autor del libro “Nada, yo soy Adán. Colmos e ironías”, les agradece a todos.
En la presentación, mi estimado Emilio Cárdenas Escobosa comentó: “Nada, yo soy Adán, título palindromático que anuncia un texto que vale la pena leer, es una obra que se disfruta y que nos recuerda con sus construcciones poéticas y sus aforismos la increíble fuerza de las palabras y la genialidad de quien sabe engarzarlas de manera espléndida como lo hace nuestro autor. Felicidades Jorge y que este texto, que nos hace pensar y muchas veces sonreír, sea el primero de una larga serie en la que nos sigas compartiendo tu inteligencia y formación literaria, con la ironía y lucidez que te reconocemos tus lectores”.
Y mi recordable Dalia Pérez Castañeda dijo: “Arturo es un chico listo, se cambió el nombre y se llamó Adán, se colocó como el primer hombre y de todos los animales eligió varios para invitar a su paraíso: los colibríes, las libélulas, las luciérnagas, un baboso caracol, una lombriz, un águila; un pez, una mariposa”.
De mi entrañable Efrén Ortiz Domínguez, ahí luego les comparto algo de lo que expresó.
Desde este espacio, felicitaciones a cronicadelpoder.com por cumplir un aniversario más; mi reconocimiento a todos los que hacen posible su aparición y que se mantenga en la preferencia de muchos lectores. Un abrazo.
Por lo pronto, ahí se ven.