SOY 68 y así celebro

Diré lo que se me pegue la gana aunque sé que al hacerlo se mal interprete como “demostración” del derecho que se ejerce “libremente por todos». Eso no es verdad.

Actualmente hay más manifestaciones públicas que en 1968 pero las condiciones de inseguridad son mucho peores. Las calles y carreteras son ríos humanos que llevan de todo, hasta adversarios disfrazados de luchadores. Gracias a la tecnología hay más voces que se expresan en libertad pero los medios de comunicación en su mayoría siguen atrapados al servicio del poder político y económico.

El ejercicio de las libertades no se ha logrado traducir en más ni en mejor democracia e incluso han empeorado las condiciones económicas y sociales de la población. La democracia electoral está a prueba. La rendición de cuentas y el sistema de fiscalización ya están reprobados.

No todo lo que es, ves, ni todo lo que ves, es. La gobernabilidad es opaca, pervertida. La gobernanza no existe. La democracia es sólo aparente. Los grupos sociales de presión han proliferado y su existencia es otra expresión más del fracaso de los partidos como gestores de demandas sociales.

Los partidos políticos están en el máximo desprestigio. El sindicalismo corporativo o

«charro» está más vivo que nunca, también el «blanco» o pro empresarial, y el llamado «independiente» que no todo lo es tal. La participación ciudadana en la formulación y ejecución de políticas públicas es inexistente. La participación ciudadana democrática en la formulación y ejecución de programas sociales también es inexistente y estos, los programas, siguen siendo instrumentos de manipulación electoral, el único cambio es que ahora es plural.

Con algunas contadas y honrosas excepciones los medios de comunicación no están contribuyendo a la democratización del país, y la mayoría está aliada o sometida a intereses meramente mercantiles o de grupos de interés. La opción ahora son las redes

sociales. Las candidaturas ciudadanas, algunas son esfuerzos dignos pero el conjunto obedece al objetivo de ensayar como en laboratorio las reformas y adecuaciones que deberán realizar próximamente la clase política para revitalizar el sistema de partidos.

El terrorismo tiene principalmente dos actores participantes, ingenuos y sicarios, los primeros siempre han existido y estos segundos son instrumento de estrategas del poder. Los verdaderos líderes de oposición terminan sacrificados o coptados; los quijotes que creen e intentan cambiar las cosas “desde adentro” del gobierno, la verdad es que el sistema es triturador y más poderoso, se los come. La estrategia de compartir la corrupción para dividir adversarios ha funcionado a la perfección. Hoy todos tienen un pedazo de cola de los otros. El despertar ciudadano apenas empieza, y mientras no cambiemos como sociedad civil y como ciudadanos, no habremos cambiado nada.

RECONOCIMIENTO A SARA LADRON DE GUEVARA

El reconocimiento a Sara Ladrón de Guevara fue un acto libre, de organizaciones ciudadanas reales, con trabajo social y solidario efectivo, independientes, no mantenidas con erario público, ajenas a consignas desde el poder, un verdadero desafío a la misoginia que prevalece en las estructuras políticas y del poder, en hombres y mujeres. Fue un reconocimiento a una veracruzana ejemplo esfuerzo en la obtención de cargos o grados y no producto de la degeneración del reparto de oportunidades producto del amiguismo, la consigna y el nepotismo.

También fue un exhorto a la corresponsabilidad de la comunidad universitaria para que participe de verdad en el esfuerzo de la calidad educativa y todo lo que esto implique, que no sea pasiva frente a la corrupción ni el abuso, ni se deje engañar por provocadores de supuestos radicalismos y tampoco sea presa e instrumento del canibalismo de la clase política. Fue exhorto a la comunidad universitaria a luchar para que supere la precaria autonomía por autogobierno y se fortalezca así la vida académica, el carácter universalista de la casa de estudios y su mejor contribución con los retos actuales de la nación.