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México es considerado uno de los países con menor índice de lectura, en promedio leemos menos de 3 libros al año, mientras que en lugares como España leen 7.5 y en Alemania 12. En el estudio “Hábitos de lectura”, elaborado por la OCDE y la UNESCO, México se posicionó en el puesto 107 de 108 países. Y la lista podría seguir con estadísticas como el 40% de los mexicanos jamás ha pisado una librería, sin embargo mi intención no es desanimarlos, sino motivarlos a leer más para estar informados.
No es casualidad que las primeras potencias sean las que más disfrutan con la lectura, pues en gran medida las letras ayudan al desarrollo humano, para autores como Paulo Freire, leer da al individuo la posibilidad de entender mejor el entorno y poder generar alternativas a lo que se da dentro de éste; es poder y conocimiento. Si bien es cierto que tener un buen hábito de lectura incrementa vocabulario, mejora ortografía y desarrolla un sinfín de habilidades, también lo es que para estar informados, hay que leer.
No quisiera limitar el concepto de lectura a libros, porque aunque hay muchos que retratan perfectamente nuestra realidad y que al leerlos nos brindan un panorama más claro de situaciones políticas y cotidianas; es indispensable hacer una interpretación de textos periodísticos, de artículos de opinión, de lo que circula en redes sociales y múltiples medios que no sean sólo la televisión. Como ciudadanos es nuestro deber informarnos del entorno y no quedarnos sólo con la mejor cara de la moneda o la opinión general.
Si después de haber emitido el voto se arrepienten de los resultados, quizás debamos poner más atención a lo que estamos permitiendo, que nuestro gobierno se componga de ignorantes, que las leyes afecten más que ayudar, que sigamos sin ser potencia aún con tantos recursos, porque carecemos de información en las elecciones. Y no sólo me refiero a elecciones a la hora de votar, me refiero a las elecciones que hacemos cada día, de lo que somos y lo que pensamos. Somos responsables de lo que elegimos en todo momento.
Protestamos sin conocer el fondo de las cosas y nos dejamos convencer fácilmente por las promesas que hacen figuras de poder. La situación económica tampoco ayuda cuando los mexicanos deben elegir entre alimentar la mente o el cuerpo, pero tal como lo dice Felipe Rosete, Directivo de Sexto Piso: “Una sociedad ignorante permite que gobernantes incapaces de citar tres títulos lleguen al poder y hagan lo que quieran desde él, creo que en los momentos que vive este país, de una violencia exacerbada, indiscriminada y sin sentido, es muy importante retomar la importancia de la lectura para darle un giro a ello”.
El objetivo de mi invitación, es no limitarlos a un punto, que lean todo lo que puedan y escuchen múltiples versiones de un tema, para así ser capaces de discernir entre lo utópico y lo real, pero sobretodo de formar una opinión propia. Hay que tomar en cuenta que informarse requiere de un esfuerzo constante, un análisis y reflexión.