Me levanté temprano este domingo. Eran pasadas las ocho de la mañana cuando mi marido y yo pasamos cerca de la casilla de la sección correspondiente. Ya estaba instalada y tenía afluencia, razón por la que decidimos ir por la despensa semanal. Al regresar, pasamos nuevamente y aunque había fila, esperamos nuestro turno. El ritual del voto fue el normal aunque sí hubo una variable: me pidieron mostrar ambas manos hacia arriba. Imagino que para ver si no había votado con anterioridad y tenía tinta en los dedos.
Antes de llegar a casa, algo llamó mi atención: era otra casilla en la que estaban dos jovencitas instalando tres urnas de colores. Era la casilla de Consulta Infantil y Juvenil 2015. ¡Los niños también “votaron” este 7 de junio! Aunque los pequeños no votaron por algún partido político, sino que respondieron una encuesta que fue aplicada conforme a su edad: de 6 a 9 años, de 10 a 13 años y de 14 a 17 años.
Aunque déjeme comentarle que al preguntar a las señoritas por la afluencia, mencionaron que los pequeños sí estaban interesados, aunque pensaban que iban a votar por algún partido político.
Antes de que cerrara la casilla me tocó ver a un pequeño que estaba participando; realmente tardó mucho en responder, pero se veía atento a la encuesta que consistía en 18 preguntas entre las que le preguntaban su edad, tipo de escuela a la que asistía, la relación con sus compañeros y maestros, así como con su familia.
Dentro de la encuesta cabe resaltar que fueron tres preguntas sobre seguridad en su casa, escuela y calle, así como si confiaba en la policía, en su familia, el ejército, sus amigos y maestros. No podían faltar las preguntas donde los pequeños tenían que contestar sobre sus compromisos con México.
Para finalizar, se le preguntaba si conocía la Ley General de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes.
Para los niños de 10 a 13 años las preguntas aumentaron a 20. También se les preguntaba sobre su familia, escuela, seguridad, uso de drogas y especialmente si sufrían algún tipo de bullying.
Los compromisos con nuestro país y el conocimiento sobre la Ley General de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes también fueron incluidos.
La encuesta de 14 a 17 años fue similar a los temas anteriores, aunque acá se agregó la pregunta si el adolescente trabajaba y algunos otros temas de su interés como actividades recreativas.
Cuando el niño terminó su encuesta, dobló su boleta y la metió en la urna rosa, la de la edad de 6 a 9 años; posteriormente le fue sellado su dedo pulgar y se le pegó una calcomanía en su camisa donde decía que había participado.
El niño iba feliz, mostrándole el dedo a su padre que lo esperaba a prudente distancia. El papá le sonreía, mientras el niño corría a los juegos del parque.
Definitivamente no pude aguantarme las ganas de preguntarle al señor: “¿Usted Votó?” Me miró a los ojos y contestó con un No. Gracias, contesté. Aunque realmente mi agradecimiento fue por llevar al pequeño y por enseñarle a cumplir con un deber cívico. ¡El ejercer su derecho a “votar”, en este caso, aunque sea respondiendo una encuesta!
Y bueno, no fue el único, pues al revisar el cartel que pegan después de las votaciones en la casilla 23 de Jardines de Xalapa, participaron en total 83, de los cuales 41 son niñas y 42 niños; de éstos, los que corresponden a la edad de 6 a 9 años, 20 son mujeres y 19, varones; de los participantes con edad entre 10 y trece años, 7 fueron mujeres y 15, hombres; y entre 14 y 17 años, acudieron 3 jovencitas y 2 chavos.
Es raro, pero la mayor afluencia fue entre los pequeños de 6 a 9 años; sólo espero que a los que tienen entre 14 y 17 años no se les pegue el abstencionismo de los adultos.

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