Nada pero nada que celebrar en estas pasadas elecciones federales, las cuales dicen algunos “analistas políticos electorales” y uno que otro disque comunicador, que de acuerdo a datos precisos del propio INE el incremento en el número de votantes fue mayor al de hace tres años y que derivado de eso el abstencionismo fue de 48% aproximadamente, en comparación con el proceso electoral federal anterior hablando de elecciones para diputados que fue de 44%, y que por eso deberíamos de estar muy contentos y alegres, ya que se contó con una gran participación ciudadana, además de que según ellos fue un proceso democrático y libre para el ejercicio ciudadano de votar.
Haber, desmenucemos este embrollo en el que estamos metidos y que se llama votaciones en México, primeramente y en relación al proceso electoral 2014-2015, en lo que se refiere exclusivamente al costo de esté, hablamos de 8 mil millones de pesos, el anterior proceso electoral federal 2012-2013 nos costó 5 mil 813 millones de pesos, es decir, algo así como 3 mil millones de pesos más, no se supone que la reforma electoral reciente abarataría los costos del proceso, y yo me pregunto entonces ¿habrá algo que celebrar?
Ahora bien, el costo por cada voto de los mexicanos que aparecemos en la lista nominal pasaría de 118 pesos en el proceso electoral 2012-2013, a quedar en 249 pesos en este procesos electoral 2014-2015, 143% más caro, me vuelvo a preguntar ¿Habrá algo que celebrar?.
En lo que refiere a la libertad con la que cada ciudadano esgrime su voto, pues eso también está en tela de juicio, pongamos un ejemplo para dejar más en claro este aspecto, la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación, secuestra literalmente Oaxaca y otros Estados más, y no permite se ejerza el voto libremente, nos preguntamos, ¿Dónde está la autoridad competente que garantice el voto, libre, secreto y democrático del ciudadano?, y quizás muchos criticaran y dirán, ese ejemplo es en un solo Estado de la República Mexicana, pues no señores cuando menos paso en tres o cuatro Estados más, y déjenme les digo que si tiene repercusiones en las votaciones y sobre todo en los resultados, entonces vuelve mi pregunta ¿Habrá algo que celebrar?.
Claro muy claro está el mensaje que manda la ciudadanía en general en estas votaciones intermedias, hacia los partidos políticos y quienes los encabezan, hay hartazgo, decepción, falta de interés y sobre todo una partidocracia agotada que desde hace mucho tiempo está muerta y aun no se dan cuenta, lo que los lleva a creer o a suponer que su existencia puede ser aún más prolongada y viven engañados pensando en que el electorado les sigue dando su voto de confianza, eso es lo peor. Como dice el viejo dicho popular, “No hay peor ciego que él no quiere ver”. Al tiempo. Correo Electrónico: bernardobellizzia@nullhotmail.com