En el plano nacional, en la contienda del 7 de Junio pasado, participaron 125 candidatos independientes a diversos cargos de elección popular, entre ellos sólo 2 contendieron para una gubernatura. De todos ellos pudieron ganar:

• Jaime Rodríguez, “El Bronco”, que arrasó y rompió el sistema PRI y PAN del estado de Nuevo León, ubicándose como el primer candidato independiente en ganar una gubernatura. Aunque mucho se dice que dicha calidad no lo es tanto, porque él venia de participar como militante dentro del PRI y al no ser tomado en cuenta optó por la candidatura ciudadana, aprovechando los beneficios de la reforma político-electoral que hoy lo hace posible.

• Otro candidato es Manuel J. Clouthier Carrillo, expanista que renunciara a este partido en febrero de 2012 y que ganó la diputación federal por el distrito V de Culiacán, Sinaloa.

• Igualmente ganó Pedro Kumamoto, que empezó con 20 mil pesos y termino su campaña gastando tan solo 250 mil pesos, como candidato independiente para diputado local de Zapopan , Jal., El joven de 25 años que estudió la carrera de Gestión Cultural, que nunca se sintió menos por el hecho de no tener dinero para competir. Como lo dijo a principios del mes de Mayo: “No tenemos recursos económicos pero no han hecho falta. La voluntad de la gente ha suplido cualquier recurso que pudiera necesitar”.

• Lo mismo sucedió con Alfonso Martínez Alcázar, que ganó la alcaldía de Morelia, Mich., haciéndolo como candidato independiente, sucediendo lo mismo que “El Bronco” que con una militancia en el PAN de 22 años, tuvo que renunciar al no ser tomado en cuenta y jugársela en esta ocasión de manera autónoma.

• Cesar Valdés, ganó el municipio de García, NL., participando en forma independiente en el municipio que había gobernado “El Bronco” Jaime Rodríguez, además de haber sido su secretario particular mientras este fuera alcalde. Es decir, su origen es priista.

Fuera de ellos, no se registraron otros triunfos hasta ahora y los resultados nos demuestran que no es fácil para un candidato emancipado salir a convencer y vencer en las urnas. Lo que significa que la situación es aparentemente inequitativa para este tipo de candidaturas por diferentes motivos.

Uno de los aspectos que se reclaman son los requisitos para serlo y el más difícil –pero no imposible–, de lograr, es el del porcentaje de firmas para inscribir la candidatura. Por ejemplo, si alguien quiere inscribirse para la Presidencia de la República, deberá tener de menos el 1% del electorado algo así como 780,000 votantes.

Pero eso no es todo, para ello se tiene un plazo de 120 días lo que lo hace casi imposible, porque para juntarlas no tienes acceso a medios ni a recursos públicos ni privados. Siendo una verdadera desventaja ante los partidos políticos que tienen estructuras, prerrogativas y tiempo para lograr sus propósitos.

Si comparamos lo que demanda la Ley a las organizaciones políticas para convertirse en partidos con los requisitos para ser candidato independiente, encontramos que para las primeras es del 0.26 % del electorado y tienen un año para reunirlas y en el caso de las segundas, es del 1 % y se tienen solo 4 meses para obtenerlas. Es decir a un candidato independiente se le pide 4 veces más que lo que se le pide a las asociaciones políticas para convertirse en Partido. Lo que no se aprecia justo.

Pero también hay quien defiende el sentido de que no se deben igualar totalmente las condiciones entre partidos y candidaturas independientes, por la razón de que las instituciones políticas cargan con el esfuerzo de lograr operar una organización política en el contexto nacional y en las entidades, de registrar a su militancia ante los órganos electorales y de sostener un aparato administrativo y político-electoral para su funcionamiento. Lo que no tienen los candidatos que surgen espontáneamente en una elección y que no tienen esa carga.

Luego entonces, el tema da para debate, y hoy que ya existen triunfos en este tipo de candidaturas y los protagonistas describen sus problemas para lograr el éxito, se puede retomar el tema en el Congreso para perfeccionar los procedimientos de elección de las mismas, para que no participen en desventaja y logren alentar a un mayor número de ciudadanos y ciudadanas que deseen participar en un futuro próximo. Especialmente hoy que la sociedad está volteando a ver otras opciones para elegir sus representantes.

Y a todo esto, me surge una pregunta: ¿será posible que el candidato a la gubernatura de Veracruz—hoy ratificada de dos años–, pueda salir de una candidatura independiente? Pues sí es posible, si se trata de un caso en el que un aspirante ya este posicionado y sea reconocido por su perfil idóneo—aun viniendo de un partido político–, y renuncie para promoverse a ese encargo. De otra manera lo vería verdaderamente imposible.

Y en el caso de Xalapa, ¿es posible que en un futuro próximo se dé el caso de un representante popular emanado de una candidatura independiente?, indiscutiblemente sí, pero aún falta que la sociedad Xalapeña –hombres, mujeres, jóvenes y adultos–, participen con mayor convicción, pues no basta ser pensante sino también maduro para no votar con visceralidad; si eso se logra, el votante Xalapeño seguirá buscando en próximas elecciones, encontrar entre las diferentes opciones, aquella que se distinga positiva y… si es autónoma mejor.

Hoy, si las circunstancias no fueron favorables para muchos de los candidatos independientes que contendieron en el país, –sea quien sea–no es por falta de méritos sino de una desventajosa circunstancia de origen que impide avanzar al mismo nivel que los candidatos abanderados por los partidos políticos.

Pero perfeccionarse, es el reto de la democracia. Y para allá vamos.

Gracias y hasta la próxima

NOTA. Aprovecho la oportunidad para agradecer a los ciudadanos Xalapeños que el domingo pasado, expresaron su confianza en la alianza PRI/verde, que si bien en esta ocasión el triunfo no se dio, no quiere decir que no exista PRI en el distrito o que las circunstancias sean las mismas en la siguiente. Indiscutiblemente que hubo factores internos y externos que propiciaron la derrota de la candidata, que habrán de ser analizados con toda objetividad, y las traiciones, errores y problemas que se presentaron, tendrán que corregirse a la brevedad para estar en mejores condiciones de enfrentar futuros retos. Para mí fue un honor haber compartido esta experiencia con una gran candidata y un excelente equipo, que aunque lamentamos el resultado—también de ello se aprende–, no nos quita nuestra vocación y menos la lealtad hacia las siglas donde históricamente militamos.