Han pasado las elecciones federales intermedias y las locales y municipales en algunos estados del país. Es la aduana política de la mitad del gobierno de la Republica, que mide múltiples índices de la compleja vida política de la nación.
De ahí, del análisis de los hechos, se desprenden innumerables conjeturas, lecciones y nuevos fenómenos que habrán de constituir la materia prima de una especulación de quienes siempre están interesados en el tema.
Es innegable que la democracia mexicana, con todos sus defectos, ha ido cambiando las formas de ejercer el derecho de elegir a sus representantes, por medio del voto. Ahora, con fallas y criticas, se respeta el voto ciudadano. Han disminuido considerablemente las desviaciones generalizadas de antes, que flagrantemente ensuciaban el proceso electoral. La ciudadanización a través del INE, ha logrado ese buen efecto.
Lo que no es aun satisfactorio es el desempeño mañoso de una partidocracia dañina que ofrece, con muchos de sus candidatos, alternativas deleznables que no remedian ni elevan la calidad de esa deseada calidad de pueblo y gobierno demócratas. El elector, consiente de su responsabilidad y sabedor de que su voto si cuenta, opta por sufragar por el candidato menos malo, en muchos casos por el menos peor. Aun así se advierte un avance.
Las candidaturas independientes lo confirman, por supuesto, sin apostar a ciegas a esta figura novedosa que todavía no ha probado su eficacia y puede no ser tan maravillosa como en ciertos análisis se han pretendido vender, después del súper dimensionado triunfo del “bronco” de Nuevo León. La mínima prudencia apunta a no echar las campanas al vuelo. Razonablemente hay que esperar a ver como funcionan en el día a día.
No se puede apostar todo a la candidatura neo independiente pues no ha probado todavía su bondad. Un gobernante sin estructura puede quedar sometido a fuerzas que hagan, cuando menos, difícil el manejo del mandato popular y resulte inapropiada la nueva modalidad. Por otra parte, acelerados gambusinos pueden estarse preparando para acudir a este nuevo modelo comicial y se puede desatar una fiebre de independentistas, verdadera “bronquitis” que ojalá no llegue a bronconeumonía. Habrá que tener mucho cuidado y que el remedio no resulte peor que la enfermedad.
Después de que queden firmes las candidaturas triunfantes, después del ineludible paso por la esfera de los tribunales correspondientes, Mexico se encontrara de nuevo con sus problemas cotidianos. De vuelta a la realidad, después del trajín electoral, el asunto mas delicado, entre otros, es el conflicto con algunos grupos sindicales del magisterio, La CNTE y simpatizantes, que han declarado una tegua unilateral para terminar los cursos regulares de Oaxaca, pero como es fácil entender solo será para cubrir expedientes. Las clases normales perdidas por los alumnos de ese estado, nunca las repondrán. Los profesores opuestos al sistema evaluatorio impuesto por ley a cargo de la SEP, volverán, como lo han anunciado, a manifestarse en contra.
Hay indicadores oxigenantes que, solventado el proceso electoral y con la mayoría legislativa obtenida, el gobierno hará cumplir el orden jurídico, el Estado de Derecho, es de esperarse que así sea. Ya hay bromas de que lo que ha faltado es que las gallinas en las granjas, produzcan más, pues su producto ha estado escaso en el contexto nacional. Los resultados para el presidente Peña Nieto han sido altamente satisfactorios si se recuerda cuan lleno de presagios de preveía el reto electoral. Se hablaba de un verdadero referendo para calificar la política presidencial.
Pasadas las aduanas electorales en los estados quedan algunos gobernadores desmadejados por el vendaval local y otros como el de Veracruz, pueden decir: “mejor imposible”. Si bien en cinco estados los gobernadores no pudieron dejar a su sucesor a modo, lo que demuestra que ahora el poder de los en algún momento llamados sarcásticamente “virreyes”, ya no tiene aquel poder enorme de que disfrutaban.
Aristóteles Sandoval, Graco Ramírez, Rafael Moreno Valle, Rodrigo Medina, Miguel Ángel Mancera, Guillermo Padres, resultaron, por lo menos, sacudidos por la pasada elección. El fenómeno Morena y AMLO, se guisa aparte; en guerra civil, arrebata al PRD casi la mitad de sus posiciones en el DF, consigue avances en otras partes del país y se revela como una fuerza real. Lástima que sus propuestas sean del mismo corte de su ya muy conocido estilo. Si llegara a la presidencia afloraría su engaño al no ser “la salvación de Mexico”, argumento mesiánico, iluminado, con el que pretende engatusar a sus obnubilados creyentes, que para infortunio no son pocos.
Regresando a Veracruz, incierto es en estos días el desenlace para la sucesión de Javier Duarte. Las especulaciones son moneda corriente pero no se despeja aún cuál es camino. La Suprema Corte declaró constitucional la reforma de los dos años; hay quien asegura que puede haber una contrarreforma para llevar el periodo a cinco años. No puede dejar de entenderse que los grandes intereses políticos del centro cuentan, generalmente, de manera impositiva destejiendo todas las conjeturas, escenarios y fantasías locales.
Por lo pronto el nerviosismo creciente se ha apoderado de quienes aspiran a alcanzar el gobierno de Veracruz aunque sea de solo dos añitos. No están equivocados, terminarían juntos los gobiernos estatal y federal y una buena cuenta de resultados políticos para el próximo presidente, abriría un horizonte envidiable a nivel nacional, para el mini gobernador saliente, ahora que en el centro político del país se padece una lastimosa anemia de personajes veracruzanos.