Artículo 86, del Capítulo V de la Ley Federal del Trabajo. “A trabajo igual, desempeñado en puesto, jornada y condiciones de eficiencia también iguales, debe corresponder salario igual”. Sin duda que el tema de la evaluación educativa siempre será un asunto de interés general, pero que en la práctica es asunto que las autoridades creen ejercer, no sólo su aplicación, sino los lineamientos, responsabilidad y criterios de valoración de este proceso. Todos podemos acceder y conocer la definición del concepto evaluar; “atribución o determinación del valor de algo o de alguien” o “valoración de conocimientos, actitud y rendimiento de una persona o de un servicio”, lo que nos deja muchas interrogantes y enormes vacíos al aplicarlo en el proceso enseñanza-aprendizaje. Desde los tiempos en que fui docente activo, tuve mis reservas respecto a la evaluación de los docentes con la llamada “Carrera Magisterial”. Independientemente de que tenía criterios bastantes confusos, nunca fue intención el reconocer el trabajo en el aula, sino otras cuestiones que resaltaban aspectos superficiales del mismo quehacer educativo. En su primer momento las autoridades oficiales y sindicales certificaban los puntajes asignados en su desempeño profesional; lo que originó pendencias y disputas; pues quienes estaban cercanas a éstos, obviamente obtenían los puntajes más altos. Pero al percibir que el mayor puntaje, no era ni antigüedad, preparación profesional o desempeño en la actividad, sino los exámenes; muchos docentes olvidaron su labor por lo que se les pagaba, por prepararse continuamente para superar los exámenes, ya que cada vez que se superaba una etapa, el sueldo aumentaba de manera prodigiosa. Desgraciadamente lo peor fue, que no teniendo las autoridades los recursos para solventar el paso de los docentes a los distintos niveles de este proyecto (A, B, C, D, E), se inició con la estrategia de techo financiero; donde se avanzaba de acuerdo a los montos financieros con que se disponía. Lo anterior hizo que se difundiera que muchos no accedían a los diferentes niveles, porque no estaban preparados ¡Mentira vil! que llenó de oprobio la capacidad profesional de muchos que rebasaban en un noventa por cientos las referidas evaluaciones, pero que no avanzaban porque el límite lo ponían después de evaluar a todos. Así inició el descredito gradual del magisterio, aprovechado por las fuerzas más oscuras y retrogradas del país, para propagar una campaña sobre el magisterio y la educación pública, cuya intención final era privatizar la educación. Lo que no se logró, gracias a la decisión fuerte y viril de muchos docentes que no creen en las referidas reformas, mientras no se incluya al magisterio. Hoy uno de los factores más importantes que explican que la evaluación ocupe actualmente en educación un lugar tan destacado, es la comprensión por parte de los profesionales de la educación de que lo que en realidad prescribe y decide de facto el «que, cómo, por qué y cuándo enseñar» es la evaluación. Es decir, las decisiones que se hayan tomado sobre «qué, cómo, por qué y cuándo evaluar». En general, uno de los objetivos prioritarios de los alumnos es satisfacer las exigencias de los «exámenes». La evaluación, al prescribir realmente los objetivos de la educación, determina, en gran medida lo que los alumnos aprenden y cómo lo aprenden, lo que los profesores enseñan y cómo lo enseñan, los contenidos y los métodos; en otras palabras, el producto y el proceso de la educación querámoslo o no, de forma consciente o inconsciente, la actividad educativa de alumnos y profesores está en algún grado canalizada por la evaluación. Todos estos factores han llevado a una «cultura de la evaluación» que no se limita a la escuela sino que se debe extender al resto de las actividades sociales, pero que se resiste el gobierno a tal propósito. Lo que se propone de algunos inconformes; es que la evaluación sea un proceso sistemático; es decir, la evaluación debe ser un proceso racionalmente planificado como parte del desarrollo de la enseñanza, de forma que no debe entenderse como algo aislado, ni improvisado, ni desconectado del diseño y desarrollo de la docencia. Que propicie la indagación y comprensión de la realidad educativa; en este sentido, el elemento fundamental radica en el acercamiento a la realidad para conocerla adecuadamente y comprenderla, de forma que no puede darse una evaluación de calidad si no se sustenta sobre un grado de comprensión suficiente de la situación educativa de lo evaluado (Evaluar igual a los desiguales es una aberración). Es obligación de todos los involucrados emitir juicios de valor sobre la misma, basado en criterios objetivos u objetivables, se entiende que un elemento de objetivación imprescindible en el contexto de la evaluación educativa es el consenso intersubjetivo que pueden manifestar expertos en educación acerca de la calidad de los fenómenos educativos evaluados. Orientado a la toma de decisiones; es la base necesaria para poder tomar decisiones –de cualquier tipo, sean de mejora (evaluación formativa) o de rendición de cuentas (evaluación sumativa)‐ y la mejora; sólo puede entenderse que una evaluación es de calidad, si permite identificar no sólo los elementos que requieren mejora, sino el cómo dinamizar el proceso de mejora o innovación, es decir, el carácter formativo se identifica como un componente fundamental para cualquier evaluación. Quizá haya mucho más que decir al respecto, pues es un tema que no se agota, por ello vemos que en estos momentos se rechaza la imposición de evaluar. La Evaluación de Promoción para cargos de dirección y supervisión que se llevaría a cabo este fin de semana, se pospuso en el estado de Oaxaca, la explicación dada es según: “para garantizar las condiciones de dicho proceso”. Por medio de un comunicado la autoridad educativa de esa entidad, la Secretaría de Educación Pública y Coordinación Nacional del Servicio Profesional Docente, detallan lo anterior: Se le notifica que se pospone la aplicación de los instrumentos de evaluación para la Promoción en la que los docentes decidieron participar en la Educación Básica, en el Estado de Oaxaca, programada originalmente para los días 20 y 21 de junio de 2015, a efecto de garantizar las condiciones óptimas para la realización de este proceso. Y aunque en la mayoría de las entidades federativas del país se implementó este proyecto, es rechazada por los docentes; pues nunca se les consultó al respecto, teniendo las condiciones de infraestructura con demasiadas carencias; lo que repercutirá en los resultados de esta nueva afrenta. ¡Estamos! alodi_13@nullhotmail.com