Junto a los aspirantes a la gubernatura de Veracruz que se están anotando en los partidos políticos, habría ahora que añadir una lista de quienes pueden ser lanzados o lanzarse como candidatos ciudadanos para la elección del domingo 5 de junio de 2016.

No son muchos los que podrían competir con alguna posibilidad de triunfo. O mejor, son muy pocos, poquísimos, porque los broncos no se dan en maceta. Sí serán, no obstante, varios los que harán cuentas alegres con una supuesta popularidad y buscarán aparecer en los medios, a la vista de una posible negociación que les deje dividendos o posiciones, o para tener un tema de conversación en los corrillos familiares.

De haber y de poder, hay tres. No más, y no se ve que el número vaya a crecer en los escasos meses que faltan para que se den las definiciones de candidaturas.

Uno. Gerardo Buganza Salmerón. Dos, Ricardo Ahued Bardahuil. Tres, José Yunes Zorrilla.

Y párele de contar.

La figura del actual Secretario de Gobierno es la que se maneja con mayor insistencia en los corrillos palaciegos, en las columnas políticas y en la muy escasa información que aparece en notas informativas. No es tanto porque el caballeroso, devoto y serio funcionario la busque, sino porque es el que reúne las mayores condiciones para esa disyuntiva.

Primero, es conocido en todo el estado porque ya ha recorrido dos veces la entidad como candidato a senador y a gobernador. Segundo, aunque perdió la elección nominal, en ambas campañas se ganó la simpatía popular y obtuvo un número considerable de votos. Tercero, en 2010 se alejó de su partido original, el PAN, disgustado porque se inclinó la balanza a favor de la candidatura de Miguel Ángel Yunes Linares, y ahora se considera un personaje ciudadano. Cuarto, porque como titular de la Segob y la SIOP ha seguido estando en contacto con los liderazgos y representaciones de todo el estado. Quinto, porque tendría las relaciones y las condiciones para sufragar una campaña sin el apoyo de los recursos públicos.

(Y un sexto posible, porque alguien podría pensar en la conveniencia de que fuera como un candidato distractor, para quitar votos a alguna oposición).

El otro ciudadano que podría ser, es el diputado Ricardo Ahued. Primero, porque aunque es conocido más bien en Xalapa, tiene el carisma como para arrastrar la simpatía popular de los veracruzanos en todas las latitudes, en caso de que hiciera una campaña estatal. Segundo, porque ha demostrado que es un candidato ganador en las elecciones en que ha participado. Tercero, porque aunque ha hecho su carrera en la función pública siempre dentro del PRI, no se considera un militante exclusivo de ese partido, y entre la gente se mantiene la percepción de que es un político ciudadano. Cuarto, porque tiene recursos -y amistades con más recursos aún- que lo podrían apalancar para una campaña a lo largo de la geografía veracruzana.

El número tres sería Pepe Yunes, porque el senador peroteño ha dejado entrever que podría optar a esa posibilidad, aunque sólo en el remoto caso de que se le nominara como el candidato del PRI, y fuera hecho a un lado a través de un veto en su contra. Lo que se ve difícil.

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